Blog del párroco
Mes de mayo, mes de María 
sábado, abril 24, 2010, 01:07 AM
Mes de mayo, mes de María.
Desde mi infancia he sabido que el mes de mayo era el mes dedicado especialmente a la Virgen María. Mes de las flores, mes de María. Luego, ya mayor consideré, “si de las flores vienen los frutos, el mejor fruto, que es Jesucristo –el fruto bendito de tu vientre- tiene que provenir de la mas hermosa de las flores, que es María; en él encontramos la fuerza para curar y redimir todo el mal que originó aquel primer fruto del paraíso”.
La Virgen María es la Madre que nos da el Señor desde la cruz. Después nos entregó su espíritu, antes de descansar en los brazos del Padre. Eucaristía, amor, servicio humilde, perdón, Madre, espíritu… ¡Cuánto don, cuanto regalo!
Nos dio a su Madre como “modelo de fidelidad a la Palabra y estímulo constante para nuestra caridad”, como dice el prefacio de la misa de la Virgen de los Desamparados. Nos la dio como modelo de vida cristiana: ser cristiano es ser como María e implicarnos en la misión de Cristo como ella. Nos la dio como Madre en quien encontrar amparo, consuelo, remedio…y como meta, en su asunción, para que conozcamos el fin al que se dirige la Iglesia y cada cristiano en particular, y nunca vacile nuestra esperanza. Como María, nuestro destino es el cielo.
María es quien urge a la dulzura, al silencio, a la fortaleza, a la perseverancia, a la escucha, a la confianza, a la mediación. Necesitamos acudir a la “escuela de María” para aprender a ser cristianos.
En la vida de piedad del cristiano hay muchas oraciones que nos mantienen en cercanía con la Madre; el Ave María es muy especial. Oramos con el arcángel en la anunciación “Dios te salve María, llena de gracia…el Señor está contigo y en ti”; con la prima Isabel “bendita tu eres entre todas las mujeres, madre de mi Señor y bendito el fruto de tu vientre”. María dirá “me llamaran dichosa todas las generaciones” –feliz porque has creído, oh Madre del Señor-, y la seguimos llamando desde todas las culturas. Santa María, ruega por nosotros como en Caná, ahora y en la hora de nuestra muerte, tu que viviste tu hora en la gran hora de Cristo.
El Magníficat, la salve, el acordaos, el bendita sea tu pureza, el ángelus, el Regina coeli, el rosario…para verlo todo con los ojos de María y vivirlo todo con el coraje y el amor de María.
Las imágenes de la Virgen nos ayudan: en los templos, en nuestras casas, en el pecho…como se tiene la imagen de alguien muy querido a quien se tiene muy presente.
Hoy lugares donde la imagen de la Virgen se venera con un cariño especial: capillas, santuarios, ermitas. A veces, hay historias preciosas detrás de algunas tradiciones que nos cuentan el gran amor que se ha tenido a la Virgen y todo lo que el pueblo cristiano ha visto en ella. Le hemos dado toda clase de nombres para hacerla mas nuestra (lugares) o manifestar todo lo que le pedimos (advocaciones).
Los santuarios, han sido y siguen siendo, meta de romerías del pueblo cristiano. Acudimos a esa casa especial de la Madre donde tantos otros cristianos como nosotros han acudido a tantas cosas y en tantas situaciones y necesidades. Acudimos como romeros, recordando nuestra condición de caminantes y peregrinos; a lo que cada uno necesita, como se va siempre a la casa de la Madre. La romería durante el mes de mayo es como un obsequio especial, como una visita especial. Rezamos, cantamos, agradecemos, ofrecemos…siempre se vuelve nuevo cuando se ha vivido un encuentro de hermanos con la Madre desde el amor.

Comentarios