Blog del párroco
CUARESMA 2011 
miércoles, marzo 9, 2011, 08:55 AM - Otros
MIÉRCOLES DE CENIZA (9 de marzo)
Comienza la Cuaresma

La cuaresma es el tiempo en el que los cristianos nos preparamos para celebrar la fiesta de la Resurrección del Señor, la Pascua.
Tiene su origen en la preparación de los candidatos a ser cristianos, a recibir el bautismo que celebraban la noche de Pascua. Posteriormente, se propone este camino de renovación espiritual a toda la Iglesia.
Comienza miércoles de ceniza, con el rito penitencial de la imposición de la ceniza sobre la cabeza o en la frente de los fieles, al mismo tiempo que se nos recuerda la caducidad de la condición humana (“recuerda que eres polvo y al polvo volverás”) o la invitación a la conversión (“conviértete y cree en el Evangelio”). Las cenizas, bendecidas antes de ser impuestas, proceden de la quema de las ramas del Domingo de Ramos del año anterior.
El miércoles de ceniza es día de ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en no hacer más que una comida fuerte al día, permitiéndose un ligero desayuno y cena. Obliga a los cristianos mayores de edad hasta los sesenta años, si lo permite la salud. La abstinencia es de carne y se recomienda a partir de los ocho años. Es una forma de penitencia sencilla, que tiene su fuerza en ser un signo de comunión en toda la Iglesia, en la pequeña renuncia y sacrificio que puede entrañar y en ser un signo que nos recuerda otras posibles renuncias que debemos hacer para mantener nuestra vida fiel al proyecto de Jesucristo.
El evangelio del miércoles de ceniza nos invita a crecer en el espíritu de oración, en la limosna y el ayuno.
Por la oración debemos profundizar en el conocimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida, criterios, prioridades, acciones. Por la limosna debemos crecer en la generosidad al compartir y al entregarnos en el servicio a los demás. Por el ayuno podemos revisar los planteamientos en los que anteponemos nuestro “yo” y dificultamos el diálogo, el entendimiento y la relación con los otros.
En la cuaresma resuena la llamada del Señor a la conversión, a revisar el enfoque fundamental de la vida para ver si está o no dirigida al Señor. Con la ayuda de Dios podemos desandar lo equivocado, contamos con su perdón y con su gracia.
Este año el Papa, en su mensaje de cuaresma, nos recuerda el don de nuestro bautismo, recibido al poco tiempo de nacer, que nos hizo hijos de Dios y miembros de la Iglesia, y nos recuerda la necesidad de acrecentar esa fe recibida en la infancia para que nos vaya renovando, configurando con Jesucristo y así podamos ser presencia en la sociedad de nuestro tiempo.
El alimento del cristiano en este camino cuaresmal es el pan de la palabra y la fuerza de Cristo mismo en la eucaristía. Como los discípulos de Emús, la reflexión, desde la palabra, sobre los problemas de la vida, nos ayudará a discernir y a comprender; pero solo en la fracción del pan, en la eucaristía, reconoceremos al Señor y encontraremos el vigor para volver a la vida, a la familia y a la comunidad con otra fuerza y otro sentido.
Cada cuaresma es un tiempo de gracia especial. Hay que acogerla así, para que nos aporte la fuerza y la luz necesarias para vivir con fidelidad en todo lo que el Señor nos proponga


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