Blog del párroco
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (1 de abril 2012) 
sábado, marzo 31, 2012, 10:10 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (1 de abril 2012)

Con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, “la ciudad que mata a los profetas”, abrimos la semana mayor para los cristianos, “no porque sus días sean más grandes que los demás, los hay más largos; ni porque haya más días, son iguales; sino porque en ellos ha sido llevadas a cabo por el Señor cosas admirables”. San Juan Crisóstomo.

Evangelio para la bendición de las palmas: Marcos 11, 1-10. Bendito el que viene en el nombre del Señor, bendito el reino que llega.

1ª Lectura. Isaías 50, 4-7. Mi Señor me ayudaba…y sé que no quedaré avergonzado.

Salmo 21. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

2ª Lectura. Filipenses 2, 6-11. Cristo se rebajó hasta someterse a una muerte de Cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo.

Evangelio. Pasión de Ntro. Sr. Jesucristo según San Marcos. 14, 1 -15, 47. Padre, no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres.

Después del camino de la Cuaresma, el domingo de Ramos nos introduce en los días de la celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor, de su Pascua.

La bendición de los ramos (olivo-paz, laurel-victoria, palma-martirio, entrega), nos recuerda que Jesús entró en Jerusalén revestido de humildad, sobre un borrico, pero aclamado como Mesías. Jesús entra libremente, por obediencia al plan del Padre, a consumar la obra de la redención. La celebración de la Eucaristía ya nos centra en su pasión.

En el relato de la pasión, late la pregunta: “¿por qué la salvación de los hombres tuvo que realizarse por este camino de dolor?” porque era la voluntad del Padre y así se cumplieron todas las Escrituras. La muerte de Cristo es un acto supremo de obediencia que culmina con su Resurrección, prenda de resurrección y salvación para los cristianos. Al ser la pasión y muerte la realización de un proyecto salvador del Padre, aun siendo dura y dolorosa, pierde su carácter de fracaso.

El relato es muy sencillo y directo. Después de la unción de Betania y la cena pascual, donde Jesús instituye la Eucaristía, Marcos ordena el relato en tres etapas: el arresto de Jesús, en el que es abandonado por sus discípulos y en el que un joven desaparece corriendo desnudo, mientras Jesús se entrega sin oponer resistencia; el doble proceso de Jesús, ante las autoridades religiosas (sanedrín) y civiles, (las autoridades de Roma), donde se presenta como Hijo de Dios; luego es condenado como rey de los judíos.

Marcos, compañero y amigo de Pedro, se entretiene en contarnos sus negaciones, mostrando la debilidad del apostol a quien se confió el cuidado de la Iglesia. La cobardía de Pilatos le llevó a soltar a Barrabás; y la ejecución, es descrita con gran brevedad, sin dramatismos: “fue crucificado por ser el hijo de Dios”. Marcos nos quiere llevar al reconocimiento del Centurión romano, un extranjero, capaz de mirar a Jesús de tal forma que llegó a la confesión de que era el Hijo de Dios.

Sencillez de Jesús, abandono y negación de los suyos, oportunidad para el perdón; llegada a la fe, primero de los que han recibido menos; entrega por parte del Señor, siervo obediente hasta el final que experimenta la soledad, el sufrimiento y el dolor junto a cualquier ser humano que sufre.

Jesús entre en Jerusalén con todo lo que es, a su manera, ¿le vamos a dejar entrar en nuestras vidas? Fiel y santa semana.


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