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VIGILIA PASCUAL (7 de abril de 2012) 
sábado, abril 7, 2012, 04:02 PM - Comentarios a las Lecturas
VIGILIA PASCUAL (7 de abril 2012)

Isaías 54, 5-14. Con misericordia eterna te quiere el Señor tu Redentor.

Romanos 6, 3-11. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más.

Marcos 16,1-7. Jesús Nazareno, el crucificado, ha resucitado.

¡Cristo ha resucitado, aleluya! Esta es la gran noticia que nos llena de alegría. La muerte y el pecado han sido vencidas. Una vida, como la de Jesús, no podía terminar en el fracaso. Hay esperanza para el hombre. El amor ha vencido sobre al mal.

En las lecturas hemos contemplado el gran interés de Dios por el hombre, desde la creación. Apareció el mal, pero la solicitud de Dios, a través de Jesucristo en esta etapa final ha podido con él.
La entrada del cirio pascual nos recuerda que Cristo disipa toda oscuridad, llena de sentido y ayuda a vivir el día a día. El pregón pascual nos anuncia un tiempo nuevo después de la victoria del Señor, tiempo de esperanza. El “aleluya” que resuena esta noche proclama que a pesar de los penas y sufrimientos, contamos con la fuerza de Dios y con su amor que nos sostiene y nos recrea. La renovación de las promesas del bautismo nos hace celebrar nuestra incorporación a Cristo, la vida nueva que Él nos regala, el destino eterno, el cielo al que nos llama, la gracia que nos asiste para vencer el pecado. La eucaristía es el sacramento de la presencia, de Cristo caminante junto a nosotros.

Y todo lo que celebramos es definitivo. Cristo ya no muere más. La muerte ya no tiene dominio sobre él. Es la victoria de Dios a favor de todas las personas buenas para siempre.

En el evangelio hemos contemplado cómo las mujeres fueron, muy de mañana, a embalsamar el cuerpo del Señor al sepulcro. Su preocupación era quien les correría la piedra que cerraba la entrada. Pero un ángel les dijo que su misión no era embalsamar a un muerto sino anunciar a alguien que había resucitado, que vivía, que había vencido al mal y a la muerte, que caminaba delante de ellos, que lo encontrarían en Galilea, en cada lugar de trabajo y de vida donde se encontraran.

Esa es la misión del cristiano y de la Iglesia. Vivir la nueva realidad de dejarse cambiar por Jesucristo y anunciarlo con su vida, su trabajo, su palabra, sus opciones, sus intereses, sus luchas. Tenemos que anunciar al que Vive para que Él haga posible la vida nueva soñada por Dios para todo ser humano.

Es Pascua. Pasa el Señor para llenarlo todo con su vida. A ser testigos creíbles del Resucitado.


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