Blog del párroco
SANTISIMA TRINIDAD (26-05-2013) 
viernes, mayo 24, 2013, 12:19 AM - Comentarios a las Lecturas
SANTÍSIMA TRINIDAD. Ciclo C (26-05-2013)

1ª Lectura. Proverbios 8, 22-31. A su lado estaba yo, como confidente.

Salmo 8. ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

2ª Lectura. Romanos 5, 1-5. Al darnos el Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones.

Evangelio. Juan 16, 12-15. El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad completa.

Terminado el tiempo de pascua, celebramos en una única fiesta todo el misterio de Dios: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo hacemos la señal de la cruz que abraza toda nuestra persona, del nacimiento a la muerte. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo comenzamos cada celebración de la Eucaristía y nos bendice el sacerdote antes de despedirnos, al final de la misa. Toda la celebración de la eucaristía está dirigida al Padre, por Cristo y en el Espíritu. Nuestra vida está inmersa en el misterio de la Santísima Trinidad.

Hoy, con una sola mirada, contemplamos quien es Dios en sí mismo, cómo se manifiesta en la historia de la salvación y sus tres grandes obras realizadas por amor y a favor nuestro: la creación, la redención y la santificación. Dios es comunidad de amor y relación de personas; es como una familia. Y esa comunión de vida llega hasta nosotros.

La primera lectura del libro de los Proverbios nos narra que Dios lo ha hecho todo con amor y sabiduría desde el principio; y esta Sabiduría tiene un nombre: la Palabra “por quien todo fue hecho” y el Espíritu” que renueva la faz de la tierra”. La creación es obra de la Trinidad.

El hombre se ha “despertado” en un mundo que él no ha hecho y que ha recibido como regalo; un mundo ordenado, hermoso, rico en medios, para que todos los hombres puedan tener una vida digna. En la creación, como obra de Dios para todos, se contempla que en nuestra existencia es importante el respeto a la naturaleza, el sentido de la gratitud, la comunión y la solidaridad con los hermanos, porque todo es don de Dios para todos. En la creación, como nos decía bellamente San Juan de la Cruz, encontramos huellas del “paso de Dios”; el salmo proclama: “Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en todo la tierra”. La contemplación de la creación siempre nos ha llevado a admirar la grandeza y al infinito amor del creador.

La segunda lectura nos dice que Dios no se queda en la maravilla de la creación sino que está presente en lo más íntimo de la persona humana. El hombre es la obra maestra de la creación, somos “un poco inferiores a los ángeles”, estamos reconciliados con el Padre y somos Hijos de Dios. El Espíritu Santo se ha derramado en nuestros corazones, la misma vida de Dios, y estamos sellados por el Espíritu quien nos hará comprender y misterio de Dios y la grandeza y dignidad de todo hombre. No hay nada tan exigente a nivel personal que la contemplación de todo hombre como hijo de Dios, destinatario del amor del Padre, del sacrificio redentor de Cristo y del don del amor de ambos que es el Espíritu. Debemos responder con nuestras obras, con constancia, verdad, paciencia, esperanza.
El Espíritu nos revelará que la comunión que existe en Dios se abre y se desborda a la Iglesia, y que los cristianos la debemos vivir en el seno de nuestras comunidades y la debemos impulsar al mundo hecho respeto, solidaridad, paz, cooperación…La Trinidad genera y provoca una corriente de trabajo, de respeto ante los bienes de la creación, de entendimiento, de comunión de vida y amor real entre todos los pueblos de la tierra. ¡Cuánto camino nos queda por recorrer! La Trinidad es el ser de Dios y su proyecto sobre el mundo y genera un dinamismo continuo de testimoniar con la propia vida, la vida misma de Dios, como vemos en Cristo que se entrega, sirviendo y perdonando, hasta la muerte.

La vida de comunión y de amor la realiza el Espíritu que se nos da para que nos transforme en hijos de Dios, como decía una oración de la liturgia de estos días: “para que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos ya desde ahora la novedad de la vida eterna”.


Comentarios