Blog del párroco
DOMINGO 31º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (3-11-2013).  
sábado, noviembre 2, 2013, 09:49 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 31º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (3-11-3013)

Solamente el encuentro personal con Cristo nos transforma.

1ª Lectura. Sabiduría 11, 23- 12,2. Te compadeces, Señor, de todos, porque amas todos los seres.

Salmo 144. Te ensalzará, Dios mío, mi Rey.

2ª Lectura. 2ª a Tesalonicenses. 1, 11-2,2. Que Jesús, nuestro Señor, sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de él.
Evangelio. Lucas 19, 1-10. El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

A Zaqueo no le hubiéramos conocido si no se hubiera encontrado con el Señor. Hubiera seguido siendo un hombre, pequeño y empequeñecido, odiado y ninguneado por sus vecinos. Nunca hubiera sabido qué era ser feliz y sentirse amado. Sin Jesús no hubiera cambiado. Nunca se hubiera “puesto de pie” para ser un hombre nuevo.

Pero hubo un cruce de miradas, de sentimientos y una invitación por parte de Jesús: “Zaqueo (el Señor siempre llama por el nombre”), hoy quiero hospedarme en tu casa”. Jesús quería entrar en su vida, porque él ha venido a salvar lo que estaba perdido. Y Zaqueo, lleno de alegría, no opuso ninguna resistencia, se dejó conducir y cambiar por el Maestro.

Su bajeza de estatura, de talla moral…y la gente, le impedían ver a Jesús. A veces, la bajeza moral nos hace duros y mezquinos, crueles y envidiosos, interesados e hipócritas…y no podemos ver ni comprender a Jesús. Estamos encerrador en nuestras razones. ¡A cuantas personas, su pobreza moral personal, les lleva a rechazar a Dios para no sentirse desenmascaradas, no reconocerse pecadoras y no tener la necesidad de cambiar!

Otras veces son los otros. Los consideramos amigos y estamos equivocados: sus críticas, su actitud negativa, disfraz de su interés, su desafecto hacia nosotros, su pretendida superioridad intelectual, van de “entendidos y maestros por la vida”…Para vivir justificados ellos, quieren que seamos y actuemos como ellos hacen. Nos impiden crecer y por comodidad nos dejamos.

Necesitamos encontrarnos con Jesús, en el silencio, en la oración, en los pobres, en la Palabra, en la Eucaristía…y entonces le contemplamos y comprendemos en toda su grandeza, como nos lo presenta el libro de la Sabiduría: "se compadece de todos…cierra los ojos ante los pecados para que no sintamos vergüenza y nos convirtamos…amas a todos…y tu amor nos hace subsistir…amigo de los hombres…” Así es nuestro Dios.

La experiencia del encuentro con Jesús es nacer de nuevo, es sentirse otra persona al verificar que el amor de Dios en ti lo puede todo. Pero tienes que buscarlo, aunque tímidamente, como Zaqueo quien se subió a una higuera sin esperanza de que Jesús cayera en la cuenta de quién era él. No podemos olvidar que encontrarse con Jesús es fácil, porque él no deja de buscarnos, incansablemente nos sale al paso en cada situación de la vida. Pero debemos reconocerle, escuchar su voz, dejarnos amar y cambiar por él y postrarnos, adorarle. Solo desde la adoración experimentamos su grandeza y nos ponemos en situación de crecer con él. No es lo mismo adorar por gratitud, admiración y amor, que estar sometido por desprecio y a la fuerza.

Debemos reproducir en nosotros el estilo y la sensibilidad de Dios: saber mirar a otra parte ante la miseria del hermano para no avergonzar a nadie, vivir siempre desde el amor y la amistad que regenera y renueva… y no cambiar, sentirse amigo siempre. La perseverancia y la fidelidad son el sello del verdadero amor.

Gracias, Señor.



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