Blog del párroco
NAVIDAD. MISA DEL DIA. Ciclo A. 25-12-2013 
viernes, diciembre 27, 2013, 07:44 AM - Comentarios a las Lecturas
NAVIDAD DEL SEÑOR. Misa del día. Ciclo A. 25 -12-2013.

1ª Lectura. Isaías 52, 7-10. Los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios.

Salmo 97. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
2ª Lectura. Hebreos 1, 1-6. Dios nos ha hablado por su Hijo

Evangelio. Juan 1,1-18. La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

“La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”.
La Palabra del mensajero, de los profetas, que anuncia la paz en la lejanía, la Palabra que estaba con Dios al principio por la que se hizo todo. La palabra que habló por los profetas; la palabra por la que todo ha venido a la existencia, la Palabra de Dios se hizo carne y hemos visto su gloria, en Belén, entre los pobres y en la cruz. En esta Palabra hemos conocido a Dios y hemos conocido a Cristo.

Es una Palabra, que como dicen los profetas, trae paz, felicidad y victoria: armonía interior, plenitud y dicha, vida de verdad. Una palabra que espera ser acogida para elevarnos a la vida misma de Dios, acogida por la obediencia y la comunión con ella.
Esta Palabra se hizo carne y “hemos visto su gloria”. Lo hemos contemplado. No es suficiente oír.

Un Dios que dialoga, nos saca del ensimismamiento.

Un Dios que es comunión, de la soledad.

Un Dios que se encarna, nos impulsa al compromiso con los pobres.

Un Dios revestido de fragilidad, sencillez y humildad nos habla de un estilo que no es la fuerza, la presión, la violencia.

Un Dios que se hace carne y asume lo más frágil de la condición humana, es un Dios de paz y no violencia.

Un Dios nuestro y de los nuestros, que nos quiere salvar desde dentro de la historia y del alma.

Un Dios que defiende al hombre.

Necesitamos la Navidad.
No para tener más regalos traídos por santa Claus que nos hagan más caprichosos e insolidarios. Tampoco para comer mejor y sigamos saturados de nosotros mismos; necesitamos la Navidad para sentir a Dios cerca, para valorar el estar unidos y en familia, para ocuparnos de que todos tengan lo necesario. No es excusa para sacar los mejores sentimientos y deseos escondidos hacia personas que ni nos preocupan ni nos ocupan a lo largo del año.

Navidad es el tiempo de contemplar a Dios, a María, a José, a los pastores…y conocer a Dios y mirarnos a nosotros mismos. Y salir nuevos si él nos cambia la vida. No es un producto más de la religión sino un tiempo de gracia, cambiar según es Dios y sentirnos elevados a la grandeza de compartir su misma vida.

El mundo, las familias, muchas empresas, grupos…están sumidos en diferentes oscuridades. El cristiano, iluminado por el Señor, tiene que aportar con su testimonio la luz de la fe.
Que no se diga de nosotros que “vino a su casa y no lo recibieron”, porque inmersos en otras cosas no nos abrimos a su mensaje de fe, fraternidad y acogida. A los que le recibieron les da el ser hijos si creen en su nombre.
¡A vivir la alegría de sentirse hijos muy queridos!

Comentarios