Blog del párroco
DOMINGO 4º DE ADVIENTO. Ciclo B. 21-12-2014 
viernes, diciembre 19, 2014, 10:27 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 4º DE ADVIENTO. Ciclo A. 21-12-2014

1ª Lectura. 2º de Samuel 7, 1-5. 8b-11.16. El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor.

Salmo 88. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

2ª Lectura. Romanos 16, 25-27. Revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos.

Evangelio. Lucas 1, 26-38. Concebirán en tu vientre y darás a luz un hijo.

Se acerca la Navidad y ponemos nuestra mirada en la Virgen María, personaje principal de este tiempo de Adviento: “Ella esperó con inefable amor de madre” y con su “si” hizo realidad la entrada de Dios en la historia humana.

La primera lectura nos trae la promesa que hizo Dios a David, de mantener su reino y su descendencia. Esta promesa, como nos recuerda Gabriel en la anunciación, se hace realidad con el nacimiento de Cristo de la Virgen María: “ y su reino durará para siempre”. En el libro de Samuel, mientras el rey David habitaba en un magnífico palacio, los signos de la presencia del Señor lo hacían en la humildad y provisionalidad de una tienda. En la encarnación esa humildad se ve reflejada en el seno de una joven sencilla y virgen.

La segunda lectura es una contemplación-meditación de Pablo. El secreto de Dios, su misterio escondido, su proyecto de salvación sobre los hombres… se hace visible y real en María, para los que miramos con ojos de fe. María es la creyente, que sabe, desde el silencio y la espera, entender los signos de la cercanía y de la presencia de Dios, y provocar la llegada del tiempo de salvación de Dios. Sencillez, humildad, silencio, pobreza, espera activa…van manifestándose las preferencias en el estilo de actuación de Dios.

Y el evangelio, siempre sorprendente. Dios se acerca, propone y María, desde la libertad, acepta y se entrega. Hay fidelidad por parte de los dos: Dios nunca se volverá atrás y María mantendrá y vivirá de su “si” siempre. Compromiso y alianza de amor. En el Sinaí, Dios hablo a su pueblo por medio de Moisés, y se fraguó la Alianza. En la Anunciación, Dios habla a su pueblo, a María, por Gabriel, y se realizará una nueva alianza de amor, en la que la fusión de Dios y su pueblo se materializará en Cristo, Dios y Hombre verdadero. Jamás ha estado Dios tan unido a la humanidad como en la persona de Jesús. En el Sinaí la respuesta del pueblo fue: “haremos todo lo que ha dicho el Señor”. En la anunciación, la respuesta de María es “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según su palabra”. La ley entregada en el Sinaí queda sustituida por Cristo, amor entregado, crucificado, resucitado y hecho eucaristía, signo de la alianza nueva y eterna…para la vida del mundo.

Esperar al Mesías es tener la actitud de María, llena de confianza y de amor, de valor y de capacidad de entrega.

Quiero terminar con unos versos de San Juan de la Cruz con los que canta el misterio de la Anunciación:

“Entonces llamó a un arcángel, que san Gabriel se decía
y enviólo a una doncella, que se llamaba María,
de cuyo consentimiento, el misterio se hacía,
en la cual la Trinidad, de carne el Verbo vestía,
y aunque tres hacen la obra, en el uno se hacía;
y quedó el Verbo encarnado, en el vientre de María.
Y el que tenía solo Padre, ya también Madre tenía,
Aunque no como cualquiera que de varón concebía,
que de las entrañas de ella, él su carne recibía,
por lo cual hijo de Dios y de hombre se decía.

Nunca ha habido un “si” tan fecundo como el de María, Esposa y Madre.

Comentarios