Blog del párroco
DOMINGO 15º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (14-7-2013) 
viernes, julio 12, 2013, 03:38 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 15º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (14-07-2013)

1ª Lectura. Deuteronomio 30, 10-14. El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo.

Salmo 68. Buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.

2ª Lectura. Colosenses 1, 15-20. Todo fue creado por él y para él.

Evangelio. Lucas 10, 25-37. ¿Quién es mi prójimo?

Hoy plantean al Señor la pregunta fundamental: “Maestro ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?” Y el Señor nos responde que ya nos lo han dicho todo, que está todo en la ley, que solo hay que cumplirlo: amar a Dios y amar al prójimo.

Y… ¿quién es el prójimo?

El prójimo no es el familiar, el paisano, la persona afín por ideas, valores, religión…Tampoco lo es por pertenecer al mismo país o raza: es cualquier ser humano que encontramos caído, asaltado, enfermo… en los caminos de la vida. El evangelio nos muestra a un ser humano que ha sido asaltado, maltratado, abandonado y dejado a su propia suerte. No sabemos de él nada más y tampoco hace falta. El prójimo es el que “le vio”, se paró y reaccionó con lo que pudo; cargó con él y se hizo cargo de él, comprometiéndose a pagar los gastos que generó su cuidado. Llegaría más tarde donde pensara ir, cambió sus planes…pero siguió el dictado de su corazón: se conmovió y fue coherente con su sentimiento, y reaccionó. Para él, lo primero fue, el ser humano que encontró caído, el que para nosotros es imagen de Cristo, “Ecce Homo”. El unió religión y caridad, oración y acción, culto y compromiso. El que está cerca del hombre está cerca de Dios.

El levita y el sacerdote lo vieron y pasaron de largo. Si lo hubieran atendido habrían incurrido en impureza legal, no habrían podido entrar en el templo sin purificarse, incluso hubieran llegado tarde. En su manera de entender la religión lo primero no eran las personas ni la misericordia. Está claro que lo entendían mal, porque eso no es lo que nunca ha dicho ni la ley del Señor, ni lo que Jesús hace ni enseña. La primera pregunta que hace Dios en la biblia es “dónde está tu hermano”; y lo que mueve a que Dios revele su nombre es “he oído el gemir de mi pueblo”.

El que tuvo misericordia era un samaritano, quien no era precisamente una persona “de bien”, según los criterios del mundo. Pero fue un hombre de grandeza de alma y de corazón.
Todos queremos ser como el samaritano.

No es fácil, porque el mundo está lleno de hermanos asaltados, abandonados, empobrecidos, explotados…miremos hacia donde miremos. Además, la pobreza y la miseria muchas veces envilecen y degradan, y dan razones a las personas de buenas costumbres para pasar de largo y concretar el compromiso con Dios en actos de culto y en determinadas acciones de ayuda a los necesitados. No se puede hacer más.

Sin embargo el Señor nos urge a no separar el culto verdadero con la misericordia más concreta, urgente e inmediata. La religión que Jesús quiere es el que vivamos con una actitud samaritana.

Todos llevamos cosas y posibilidades en las alforjas de nuestra vida, y el proyecto de Dios sobre el mundo y sobre el hombre no permite que haya hijos suyos tan sufrientes y explotados. La imagen del Papa Francisco celebrando la eucaristía sobre una barca de refugiados en Lampedusa no admite ningún comentario.

El prójimo es el que “tuvo misericordia de él”. “Vete y haz tu lo mismo”. Es así, y no es otra cosa.
A lo largo de la historia, con muy buena voluntad, hemos ido añadiendo “muchas otras cosas” al compromiso de vivir el evangelio, que han ido “tapando” la prioridad del hermano. Sin embargo, a lo largo de la misma historia de la Iglesia no han faltado hombres y mujeres, los santos, frutos del Espíritu Santo y que han querido vivir como el Señor, que por amor han muerto pobres porque se han entregado del todo, leprosos porque han vivido entre los que tenían esta u otras enfermedades, ejecutados por defender a los que no tenían derechos ni palabras, entregados…en lo que ha sido necesario para servir por amor.

Mirar el mundo con los ojos de Jesús. Amarlo con su corazón y…”ve y haz tu lo mismo”.

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DOMINGO 14º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (7-7-2013) 
viernes, julio 5, 2013, 01:19 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 14º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (7-07-2013)

1ª Lectura. Isaías 66, 10-14c. Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz.

Salmo 65. Aclamad al Señor, tierra entera.

2ª Lectura. Gálatas 9, 14-18. Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.

Evangelio. Lucas 10, 1-12.17-20. Vuestra paz descansará sobre ellos.

Hoy el evangelio nos habla de la misión de evangelizar a la que nos llama el Señor a todos los cristianos (los grupos de “72” expresan totalidad). Todos los cristianos debemos vivir en permanente estado de evangelizadores. San Pablo decía: “Ay de mi, si no anuncio el evangelio”. La evangelización debe llegar a todos los rincones del mundo.

Juan Pablo II, con motivo del comienzo del tercer milenio de Cristo, llamaba a la Iglesia a una nueva evangelización: con nuevos métodos, con nuevo ardor, con nueva expresión, para que nuestro lenguaje fuera inteligible y significativo para el hombre de hoy.

Es tarea y responsabilidad de todos y cada uno de los cristianos, no solamente de los consagrados, que el mensaje de Jesús llegue a todos y que los que se han alejado de él, lo reencuentren de nuevo y vuelvan a la comunión plena con la Iglesia.

El evangelio nos trae rasgos de cómo debemos evangelizar:

1. El Señor nos envía “delante de él”, para que preparemos el camino; lo importante es que hablemos de Jesús, se encuentren con él y no nos antepongamos a nosotros mismos.

2. Envía de “dos en dos”, para que evitemos personalismos e individualismos (somos enviados en nombre de la Iglesia), y tengamos el apoyo y la ayuda de la comunidad.

3. Primero hay que orar mucho, porque “la mies es abundante, los obreros pocos…” y difícil: “Os envío como corderos en medio de lobos”. La fuerza y la resistencia en la misión nos vienen de Dios.

4. Nos dice que no tengamos apoyos humanos, necesitemos seguridades, ni pretendamos éxitos ni provechos humanos: “no llevéis bastón, ni alforja, ni sandalias…”

5. Que estemos centrados en lo fundamental, sin distracciones: “no os detengáis a saludar…” No vamos a hacer amigos sino a hablar del amor de Dios y a anunciar a Jesucristo. Siempre en camino.

6. Que seamos mensajeros de paz, de reconciliación; “que se quede vuestra paz”. Unir, ayudar a que se encuentren y ayuden los hermanos. La experiencia de fraternidad ayuda a sentirse hijos de Dios. Curad, consolad, acompañar, ser instrumentos del perdón de Dios.

7. Valorad y agradeced la hospitalidad y la acogida. Permaneced, vivid la comunión.

8. Es dura la expresión del evangelio cuando habla del rechazo a la palabra de Dios: “sacudíos el polvo de las sandalias y marchaos”. De esta forma el evangelista nos insiste en la grave responsabilidad del que rechaza la Palabra porque rechaza al mensajero y a Dios mismo. Ahora vivimos muchas situaciones de gran frivolidad cuestionando o criticando doctrinas y costumbres de la Iglesia. No son cuestiones opinables sino verdades que se aceptan desde la fe y la confianza. Nosotros, con nuestra adhesión, nos beneficiamos al hacer nuestra la verdad de Dios. Estas posturas son expresión de poca formación, manifiestan la pérdida del sentido religioso y expresan incapacidad de valorar la gratuidad.

9. Finalmente el evangelio nos habla de la alegría del evangelizador a pesar de las dificultades, sufrimientos y posibles fracasos. Pero no es una alegría por el esfuerzo o el éxito humano, por lo que hemos conseguido, sino porque nuestros “nombres están inscritos en el cielo”.

El buen ejemplo, la honradez y profesionalidad en el trabajo, la oración de intercesión, el ejercicio de la caridad y la proposición explícita, de manera adecuada y oportuna de la fe. Todo son tareas del cristiano en misión.

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DOMINGO 13º DEL TIEMPO ORDINARIO (·30 de junio de 2013) 
viernes, junio 28, 2013, 08:01 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 13º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (30-6-2013)

1ª Lectura. 1º de los Reyes 19, 16b.19-21. Eliseo se levantó, sacrificó y quemó todo lo que suponía su vida anterior, con una completa libertad (“¿Quién te lo impide?”) y marchó tras Elías.

Salmo 15. El Señor es mi lote y mi heredad.

Gálatas 4, 31b- 5, 1.13-18. Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Vuestra vocación es la libertad de quien vive desde el amor.

Evangelio. Lucas 9, 51-62. El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.

Jesús, deseando hacer la voluntad del Padre, cree que ha llegado el tiempo de subir a Jerusalén a concluir su misión. Él siempre actúa con libertad y profunda convicción.

Al atravesar Samaria, en una aldea, molestos los vecinos porque Jesús tenía intención de pasar de largo, no les dieron alojamiento. Dos de los discípulos, hablaron de “castigarles” por esta negativa y Jesús, que defiende y valora la libertad de todos y que no busca ni acepta privilegios, les corrigió.

Durante el camino, uno de los discípulos, de manera inconsciente y precipitada, dice a Jesús:”Te seguiré a donde vayas”. Jesús, como respuesta, les da tres rasgos de vida para quien quiera seguirle, tanto para los apóstoles como para los discípulos.

El primero es que hay que ser pobre. Esto da miedo, porque necesitamos los bienes como protección y seguridad; también nos distinguen y nos dan poder y categoría social. Nos quitan preocupaciones y nos satisfacen todas las necesidades. Pero el “Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” y el discípulo no es más que el maestro y le “sigue a donde quiera que vaya”, abraza su forma de vida. La palabra del Señor es clara, firme, rotunda…Interpela en un mundo con formas de vida como las nuestras, donde se desperdicia, se despilfarra, se esquilman los bienes de la creación…donde tantas personas carecen de lo más necesario para vivir incluso teniendo que llegar a abandonar a los hijos para que se haga cargo la administración y, desde la desesperación se llega a matar a los tuyos, enfermos y con serias carencias, y al posterior suicidio por falta de medios. El lujo, el despilfarro, la opulencia…son una lepra social. Los medios de comunicación, nada desinteresados, han llegado a decir que con los alimentos que se tiran se podría solucionarse el hambre en el mundo.

El segundo rasgo del discípulo es que no se pongan condiciones a la evangelización, que no antepongamos cuestiones nuestras. Debemos mirar hacia a adelante y que trabajar por la vida que viene de Jesucristo:”Deja que los muertos entierren a sus muertos”. Esta palabra de Jesús, también nos parece dura, ya que Él siempre nos ha dicho que estemos al servicio de los ancianos y enfermos, y que seamos agradecidos. Nos insiste en no distraer nuestra vida de la urgencia de anunciar el Reino de Dios, la verdad que vemos en Jesucristo.

El tercer rasgo es el empeño y la perseverancia en la entrega. No hay que quitar la mano del arado ni echar la vista atrás. Seguir al Señor “a donde quiera que vayas” supone pasar por todas las situaciones de entrega, superando crisis, dudas y dificultades. Que no decaiga el amor, hasta el final, como el Señor lo disponga. Confiar en él más que en nosotros mismos y más que en nada ni nadie.

En la primera lectura hemos escuchado la respuesta de Eliseo a la vocación de profeta que le llegó a través de aquel gesto tan significativo de ser cubierto por el manto de Elías. Lo sacrificó todo, lo compartió en el banquete que ofreció, y despejó la posibilidad de ningún retorno, ni a su trabajo ni a su vida anterior. Dios fue su lote y su herencia, y nada más.

Se puede seguir al Señor así, cuando se ha conquistado la verdadera libertad de la que nos habla San Pablo en la carta a los Gálatas, la que realiza Cristo en nosotros: “Cristo nos ha liberado”. El nos hace ver y nos ayuda a superar todas las formas de esclavitud, de la carne y de las codicias y mentiras del mundo, para vivir desde el Espíritu hasta llegar a ser capaces de ser esclavos de los hermanos por amor.

Hoy es el día del Papa. Todas las comunidades cristianas rezan por el papa, agradecen si ministerio y ayudan con sus colectas a las obras caritativas y de apostolado del Papa. La ofrenda a Pedro, el óbolo de Pedro siempre lo hemos vivido como un signo de afecto, de comunión y de ayuda. Que el Señor le asista en su ministerio de comunión para ayudar a la fe de todos. También pediremos por el papa emérito Benedicto XVI, quien sigue amando y sirviendo a la Iglesia desde el silencio, la oración y el estudio.

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HORARIOS MES DE JULIO 2013 
viernes, junio 28, 2013, 07:58 AM - Avisos
HORARIOS PARROQUIALES PARA EL MES DE JULIO
Misas: -laborables: 20 horas
-sábados y vísperas de festivo: 17 y 20horas
-domingos y festivos: 12, 13, 20 y 21 horas
Confesiones: Media hora antes de la celebración de la eucaristía
Despacho: de martes a viernes, de 18’30 a 20 horas.
T. parroquia: 963517544.

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DOMINGO 12º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (23-06-2013) 
viernes, junio 21, 2013, 11:04 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 12º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (23-06-2013)

1ª Lectura. Zacarías 12, 10-11. Mirarán al que traspasaron.

Salmo 62. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

2ª Lectura. Gálatas 3, 26-29. Los que habéis sido bautizados habéis sido revestidos de Cristo.

Evangelio. Lucas 9, 18-24. Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.

Jesús en oración piensa la pregunta que va a hacer a los discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” y responden lo que creen que diría la gente: Juan, Elías, un profeta… Pero lo que a Jesús interesa realmente es: “Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?”. Sin confesión de fe no puede haber seguimiento. Pedro, con toda solemnidad, tomó la palabra, habló en nombre de todos, aunque la confesión de fe es personal, y dijo: “el Mesías de Dios”. La petición de silencio, por parte de Jesús es porque “la gente”, no puede entender ahora el carácter de su mesianismo: que a la gloria, solamente se llega por la cruz y por la entrega. Jesús se lo está intentando explicar a ellos, aunque es tan difícil de entender. Solamente cuando se tiene experiencia de un amor tan grande como el de Jesucristo, se comprenderá que no puede terminar en muerte y se esperará en la verdadera gloria.

“El Hijo del hombre tiene que padecer mucho…ser ejecutado y resucitar al tercer día”. Y el discípulo, como nos dice Pablo, tiene que “revestirse de Cristo”, ser uno en Cristo, vivir sin que existan distinciones entre nosotros, porque Cristo construye comunión, ya que todos somos iguales, de esto nos reviste el bautismo.

Jesús en el evangelio nos habla de las características del discípulo: “negarse a sí mismo”, abrazar el proyecto de Cristo como propio, caminar por el sendero que él abrió en la vida, el de la voluntad del Padre, posponiendo los propios intereses. Es una palabra difícil, dura, dejar de pensar en y desde el propio yo.

“Cargar con la cruz cada día”. Supone abrazar las dificultades y trabajos que cada uno tiene; pero nos faltan fuerzas si la vida no la contemplamos desde la resurrección. En Cristo Resucitado vemos que todos sus padecimientos tuvieron sentido, porque fueron expresión de amor y terminaron en victoria. También nosotros necesitamos pensar en esa victoria, para llevar cada día, permanentemente, las cruces que entraña la vida misma y las que se desprenden del deseo vivir desde la fidelidad a Jesucristo. Así la cruz es salvadora y gloriosa.

El Señor, permanentemente a lo largo de los siglos, sigue preguntando a cristianos y no cristianos: “Quien decís que soy yo”. Y el Señor nos explica que el Hijo del hombre tiene que padecer…resucitará…”

El hombre quiere triunfar a cualquier precio y se quiere a sí mismo y a sus cosas más que a nada ni a nadie. Es difícil entender y acoger a Cristo, para los de dentro y fuera de la Iglesia. Llevamos muchos años adornándolo y edulcorándolo. Cristo es Cristo y el evangelio el evangelio. Seguirle nos supone estar de acuerdo con él, vivir “revestidos” de él, no disfrazados de otras cosas. La humildad, el servicio, la opción por los pequeños del mundo, los pobres; el tener una mirada sobrenatural, el amor…son virtudes de todo discípulo del Señor.

El Papa Francisco está procurando que la Iglesia actúe como la familia que acoge a todos, que media por el respeto a las personas, la defensa de la vida humana, la desaparición de conflictos internos en y entre naciones. Está propiciando el diálogo entre líderes religiosos y mandatarios de las naciones, para que desde el más profundo respeto a todas las personas se afronte el grave problema de la pobreza, desempleo, hambre en el mundo. A todos nos une la pasión por el ser humano que fue y es la pasión de Cristo.
Si nos “entretenemos” en otras cosas o intereses somos un obstáculo en la misión de Cristo que es la defensa del hombre: “Lo que hicisteis a uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.

Señor, tú eres el Mesías de Dios y queremos, contigo, abrazar nuestra cruz y la de todos los que sufren, para que tu fuerza y tu resurrección las transforme.

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