Blog del párroco
DOMINGO 29º DEL TIEMPO ORDINARIO. Día de las misiones. 19-10-2014 
sábado, octubre 18, 2014, 07:51 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 29º DEL TIEMPO ORDINARIO. Día de las misiones. DOMUND. 19-10-2014

1ª Lectura. Isaías 45, 1, 4-6. Llevó de la mano a Ciro, para doblegar ante él a las naciones.

Salmo 95. Aclamad la gloria y el poder del Señor.

2ª Lectura. 1ª Tesalonicenses 1, 1-5b. Recordamos vuestra fe, esperanza y caridad.

Evangelio. Mateo 22, 15-21. Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Los enemigos de Jesús, en el evangelio, le hacen preguntas y le someten a pruebas para poderle acusar. Nos dice el evangelio que “buscaban comprometer a Jesús”. Esta vez, la cuestión que plantean es muy sabida y Jesús les responde con una verdad muy profunda:”Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Del César es muy poco y de Dios es todo, hasta el César. Además, si hay que dar al Cesar la moneda, porque lleva su efigie, cada persona y la creación entera llevamos la marca y el sello de Dios, nuestro Creador y Padre, y somos suyos, como decían los Santos Padres.

Los poderes, regímenes y sistemas humanos pueden cambiar, y con ellos, leyes fundamentales que puedan atentar contra los derechos fundamentales de las personas y contra el plan Dios. Para nosotros siempre será un imperativo el “dar a Dios lo que es de Dios”. Esto justifica la acción de los cristianos para defender valores fundamentales como la vida, la libertad de conciencia, el derecho a una existencia digna, la educación…y tantos otros que muchas veces nos quieren arrebatar.

Este año el Domund tiene como lema “Renace la alegría”. Pablo VI, en la Evangelii nuntiandi, 80, nos decía:”Conservemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar”. Cuando nosotros estamos llenos de Jesús y de su palabra, podemos trasmitir la alegría de la salvación que él es. El Domund siempre nos recuerda que podemos unirnos a los demás si estamos unidos a Cristo y que la alegría que Cristo realiza en nosotros al llenar nuestra vida de paz, es la que podemos trasmitir.

No podemos evangelizar sino desde la experiencia de lo que el Señor realiza en nosotros.

En un mundo tan difícil y extraño, el cristiano debe ser testigo de un equilibrio, de una paz interior, de una forma de entender la vida…de un amor… que indique que es Cristo quien lo realiza en El y a ese Cristo es a quien quiere dar a cononocer.


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DOMINGO 28º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 12-10-2014. Ntra. Sra.del Pilar 
sábado, octubre 11, 2014, 06:22 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 28º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 12-10-2014.

1ª Lectura. Isaías 25, 6-10ª. El Señor preparará un festín y enjugará las lágrimas de todos los rostros

Salmo 22. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

2ª Lectura. Filipenses 4, 12-14. 19-20. Todo lo puedo en aquel que me conforta.

Evangelio. Mateo, 22 1-14. A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

Estamos escuchando estos días parábolas de gratitud y de responsabilidad. El Señor nos construyó, con verdadero mimo, una viña y la puso en nuestras manos. El Señor nos invita al banquete de bodas de su hijo, pero espera que no le pongamos excusas y vayamos con el traje adecuado. El Señor nos invita a trabajar en su viña, a cualquier hora, y nos paga bien, más de lo trabajado, pero espera que vayamos y nos impliquemos.

El Dios de la generosidad que nos cuida para que demos buenos frutos y que nos trata como amigos queriendo compartir la mesa del banquete de la boda de su hijo, signo del banquete eterno. ¡Solamente se comparte mesa en las fiestas importantes con quienes consideramos muy nuestros y lo queremos expresar!

No terminamos de entender a Dios. El no sabe qué darnos ni qué hacer para no perdernos y que nos sintamos como suyos, en la historia y en la eternidad. Y Nosotros no valoramos, no agradecemos y ponemos excusas. Cuando el Señor nos invita debemos dejarlo todo inmediatamente por él.

Ahora la historia se repite en muchas eucaristías que celebramos. Somos pocos, nos sabemos hambrientos, pero buscamos otros alimentos que proceden de otras formas de vivir y de otros ambientes. ¡Cuántas misas vacías, reducidas a rutinarios homenajes por difuntos, porque es lo único que les podemos hacer!

Pero hay que asistir con el traje de fiesta. Queremos ser como Jesús, revestidos de misericordia, con sus prioridades y valores. En Él todo lo podemos.

Ser cristiano es una fiesta y un honor, no una obligación. Sentirse cerca de los demás y acoger a quien tiene anhelo de vida es un don. Vivir con sencillez y fraternidad des un camino de liberación y una experiencia de paz.

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DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 28-9-2014 
viernes, septiembre 26, 2014, 10:07 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 28 de septiembre de 2014.

1ª Lectura. Ezequiel 18,23-28. Cuando el malvado se convierta de su maldad salvará su vida.
Salmo 24. 4-9. Recuerda, Señor, que tu ternura es eterna.

2ª Lectura. Filipenses 2, 1-11. Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús.

Evangelio. Mateo 21, 28-32. Los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el Reino de Dios.

De los arrepentidos es el Reino de los cielos; lo realmente importante es emprender el camino de la conversión y vivir en él.
Las palabras de Jesús son escandalosas y provocadoras, entonces y ahora, donde estos grupos eran y son considerados de los más pecadores y excluidos; pero Jesús siempre se sintió a gusto con los “pequeños” y experimentaba que, al sentirse pecadores, eran humildes y buscaban con cariño a Jesús y le seguían con verdad y agradecimiento.

De Jesús se autoexcluyen los que se ven a sí mismos perfectos, justificados y no necesitan nada que provenga de nadie, más bien se les necesita a ellos y se les adeuda, por lo perfectos que son; de Jesús están lejos los que juzgan con dureza a los demás y no les dan posibilidad ni les dejan tiempo para que cambien.

Jesús agradece la fidelidad perseverante de “los de dentro”, que siempre están cerca entregando su tiempo, sus ilusiones y trabajos; pero no quiere que tengamos un espíritu mundano, que busca ganancias, reconocimientos y premios. Tampoco que vivamos de apariencias, sino de verdad.

Pablo en la segunda lectura nos dice que Jesús “se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo”. Se rebajó y se puso a la altura de los más pequeños. Por amor y por reconocimiento del valor de todo ser humano.

Pero hoy, el comienzo del evangelio nos recuerda la importancia de las obras y de no quedarnos en palabras. Cumplió el hijo que, a la hora de la verdad, fue a trabajar a la viña de su padre. Todos tenemos que trabajar en la viña. Es la hora de los testigos, de los testimonios y de proponer discreta e inteligentemente la fe, a quienes se han alejado de Dios. ¡Qué bien se definió Benedicto XVI al comienzo de su pontificado cuando dijo de sí mismo “soy un humilde trabajador de la viña del Señor”! Nosotros también.
Manos a la obra.

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DOMINGO 25º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 21-09-2014 
sábado, septiembre 20, 2014, 10:34 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 25º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 21-09-2014

1ª Lectura. Isaías 55, 6-9. Ni mis caminos son vuestros caminos, ni mis planes son vuestros planes

Salmo 141. Cerca está el Señor de los que lo invocan.

2ª Lectura. Filipenses 1, 20-24.27. Para mí la vida es Cristo. Llevad una vida digna del Evangelio.

Evangelio. Mateo 20, 1-16. Id también vosotros a mi viña.

En el evangelio, el Señor nos hace una llamada, apremiante y universal, a la evangelización, a trabajar en su reino. Nos llama a todos, a cualquier hora, niños y adultos, sanos y enfermos, en cualquier situación laboral o personal. Todos hacemos falta, no quiere que haya parados: “Id también vosotros a mi viña”.

La descristianización de la sociedad, la escasez de vocaciones, el número y la edad de los sacerdotes…hace esta tarea especialmente necesaria. Además, cada cristiano, por su bautismo, es un enviado a anunciar el Reino de Dios: “Id también vosotros a mi viña”. Urge que los cristianos laicos tomemos conciencia de que somos testigos de Jesús y de su evangelio, no solamente predicadores o catequistas, y de que nos ofrezcamos para todo tipo de tareas dentro de la comunidad.

El testigo vive de acuerdo con el evangelio, “para mí la vida es Cristo”. Como decía San Agustín, “no nace para disfrutar y morir, sino para vivir cada día más plenamente”, hasta la eternidad. Hoy debemos los cristianos debemos proponer directamente la vida de fe a quien se ha distanciado de la vida de la Iglesia y a quienes la han perdido. Debemos mostrar a Jesucristo a quienes no le conocen, a todos, porque Cristo lleva la vida a plenitud. No es suficiente, aunque es necesario, dar buen ejemplo. Debemos mostrar a la Iglesia como una comunidad que acoge, ayuda y acompaña y a los sacramentos como momentos en los que Cristo actúa, transforma y santifica. Quedarnos en la comprensión de que son momentos tradicionales que se celebran por costumbre, es estéril y empobrecedor.

¿Cuáles son nuestros caminos, son los de Cristo?. ¿Dónde ponemos nuestros pies, hacia dónde nos dirigimos?

El cristiano, por la oración y reflexión, tiene que discernir lo que Dios le pide: “cerca está el Señor de los que lo invocan”, con la seguridad de que él nos ayuda, y al final de la jornada, es quien mejor nos paga, porque no solamente valora los rendimientos, sino el coraje y la entrega, el amor.

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EXALTACION DE LA SANTA CRUZ. 14-9-2014 
viernes, septiembre 12, 2014, 08:29 AM - Comentarios a las Lecturas
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ. 14-9-2014.

1ª Lectura. Números 21,4-9. Los mordidos quedarán sanos al mirarla
Salmo77. No olvidéis las acciones del Señor.

2ª Lectura. Filipenses 2, 6-11. Se despojó de su rango, por eso Dios lo levantó sobre todo.

Evangelio.Juan 3,13-17. Tiene que ser elevado en Hijo del Hombre.

Este año prevalece en la liturgia del domingo la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, fiesta que se celebra en Jerusalén en el siglo V y cuya devoción ha sido muy extendida en la Iglesia: las cruces de término, de distintos materiales nobles, grandes, artísticas… Las cruces de mayo cubiertas de flores… en plazas y lugares importantes. Han presidido edificios públicos, domicilios, especialmente las habitaciones, mesas de trabajo, sepulturas. Hemos hecho y hacemos la señal de la cruz al comenzar algo importante, pasar por delante de una Iglesia…porque es, nada menos que, la señal del cristiano, donde murió nuestro Señor Jesucristo. La celebración de la Eucaristía y los sacramentos están llenos de su presencia porque en ellos acontece Cristo. Y para los cristianos, la cruz es in signo de amor infinito, de vida, de resurrección.

Los hebreos dijeron a Moisés, cuando vieron su vida tan amenazada y rodeada de peligros en el desierto: “¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto?. Muchas veces escuchamos la queja de que este mundo no vale la pena porque hay muchos momentos, ocasiones y situaciones de dolor y sufrimiento.”¿vale la pena vivir así?. Moisés les enseñó a mirar hacia lo alto para poder encontrar sentido y curación.

La carta a Filipenses, escrita desde el dolor de la prisión, nos da el sentido del “rebajarse y despojarse”, por obediencia y desde el amor. Por eso Dios lo “levantó sobre todo y le dio un nombre sobre todo nombre”.

La cruz para el cristiano no es instrumento de castigo ni situación de desgracia y fracaso. Es una situación por la que podemos pasar, porque tenemos una naturaleza frágil y limitada y porque vivimos en un mundo en el que hay mucho odio, violencias, intereses…pecados. Para nosotros mirar la cruz nos hace comprender que no estamos solos en el dolor y que la cruz no es el punto final de la vida. En ella vemos hasta dónde puede llegar el amor: el Padre da a su Hijo y al Espírito, Cristo por obediencia y con una gran humildad, sin regatear sufrimientos, lo da todo. El Espíritu, nos es entregado para concluir la obra de Cristo. No se puede amar más. La contemplación de la cruz nos hace sentirnos amados y acompañados. Sabemos que el fracaso no está en la muerte, sino en el desamor.

Pero la cruz del Señor también nos ayuda a ver y a reaccionar ante tantas cruces, siempre injustas e inhumanas, que aplastan la vida del ser humano. Y a luchar contra esas situaciones. Abrazar la cruz, es asumir las propias dificultades con energía, no resignarnos. La cruz del Señor es el grito humano y divino más potente contra el injusto sufrimiento humano y es el reto de los cristianos para luchar contra él.

No podemos dejar de “mirar el árbol de la Cruz”, ni de ser sensibles a todos sufrimiento humano, para que se convierta en el “el árbol de la vida” cuyo fruto es Jesucristo.

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