sábado, febrero 22, 2014, 08:29 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 7º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. (23-2-2014).
Solamente el amor sin límites nos acerca a Dios.
1ª Lectura. Levítico 19, 1-2.17-18. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Salmo 102. El Señor es compasivo y misericordioso.
2ª Lectura. 1ª a Corintios 3,16-23. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, Cristo de Dios.
Evangelio. Mateo 5, 18-48. Amad a vuestros enemigos.
Seguimos en el Sermón de la Montaña. Jesús quiere llevar a sus discípulos a la plenitud la ley de Israel, a amar a los enemigos y a amar “como yo os he amado”.
La ley del “ojo por ojo…”, el “hacer como te hacen”, nos permite defendernos de agresiones y enemigos; así respondemos con nuestra propia justicia, con mas maldad y violencia. Pero no es el camino para mejorar el mundo y cambiar los corazones. El Señor nos dice: “Pon la otra mejilla, da también la túnica, a quien te pide, dale…” El Señor nos pide que perseveremos en el bien superando toda provocación
El Señor nos dice que solamente se frena el mal con el bien. Solamente así se contiene a la espiral de violencia y combatimos las muchas formas de mal que encontramos en la sociedad. No corresponder al mal con más mal no es retirarnos como perdedores, sino respetar a toda persona humana, aunque esté equivocada, y creer en la fuerza de la razón.
No es fácil amar a los enemigos ni responder al mal con el bien, porque la cultura reinante vive de otra manera y de otras cosas. Solamente podemos actuar como Él si vivimos en El. Cada vez el evangelio del Señor aparece más extraño en medio del mundo, aunque los verdaderos anhelos de toda vida solamente los sacia Jesucristo.
Necesitamos mucha oración para ver, como ve Dios; y generosidad, resistencia y fortaleza. El Señor ha vencido al mundo, y no por la violencia. Hemos repetido en el salmo:”el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia” Y nos da ejemplo porque “no nos trata como merecen nuestros pecados…” y perdona desde la cruz, sin discriminar a nadie.
Pablo nos recuerda que somos “templos de Dios”. No debemos engañarnos a nosotros mismos, ni olvidarnos al tratar al templo de Dios que son los otros. Moradas del Espíritu. Si el Espíritu de Jesús actúa en nosotros, el pone unos criterios, una sabiduría, una fuerza distinta. La falta de Dios puede llevar a que el ser humano se empobrezca, viva “interiormente destruido”, viva desde la “necedad” del mundo. La sabiduría de Dios procede de vivir de su palabra.
El Señor, en coherencia con lo que él es y cómo actúa, nos llama al amor a Dios y al prójimo, es el mejor resumen del evangelio. El amor al enemigo es la única actitud posible contra el odio y la violencia destructora: no solo no hacer el mal, sino hacer el bien, por encima de los propios sentimientos, que muchas veces siguen dolidos por el mal que nos han causado. Solamente el amor es la fuerza que puede regenerar el mundo.
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