Blog del párroco
HORARIOS DE CELEBRACIONES DE SEMANA SANTA- 2015. Parroquia de Ntra. Sra. del Remedio de Valencia 
jueves, marzo 26, 2015, 10:37 PM - Avisos
HORARIOS DE CELEBRACIONES DE SEMANA SANTA. PARROQUIA DE NTRA. SRA. DEL REMEDIO. VALENCIA

Domingo 29 de marzo: De Ramos en la Pasión del Señor. Eucaristías a las 11, 12, 13, 20 y 21 h.

Jueves 2 de abril: SANTO. Confesiones a partir de las 10’30 h. CELEBRACIÓN DE LA ÚLTIMA CENA DEL SEÑOR, a las 19 h. Hora Santa a las 21 h.

Viernes 3 de abril: SANTO Apertura del templo para la oración a las 10 h. Vía Crucis a las 12 h. CELEBRACION DE LA PASION DEL SEÑOR a las 17 h.

Sábado 4 de abril: SANTO VIGILIA PASCUAL A LAS 20 h.

Domingo 5 de abril. PASCUA DE RESURRECCION Eucaristías a las 11, 12, 13, 20 y 21 h.

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QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B. 22-03-2015 
sábado, marzo 21, 2015, 09:41 AM - Comentarios a las Lecturas
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B. 22-03-2015.

1ª Lectura. Jeremías 31, 31-34. Haré una alianza nueva y no recordaré el pecado.

Salmo 50. ¡Oh Dios! Crea en mí un corazón puro.

2ª Lectura. Hebreos 5, 7-9. Aprendió a obedecer y se ha convertido en causa de salvación eterna.

Evangelio. Juan 12,20-33. Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto.

Pascua ya está cerca. Este domingo nos habla de la Pasión del Señor y de sus frutos de salvación. Los profetas nos han anunciado la nueva alianza respecto a la del Sinaí: la ley ya no estará escrita en piedras, sino grabada en el corazón, una ley de comunión de Dios con su pueblo, una ley que nos traerá el perdón de los pecados y que nos capacitará para con conocer la voluntad de Dios. Una alianza gratuita que se realizará con la obediencia de Cristo, con su sangre y el don del Espíritu Santo; que elevará nuestra dignidad personal al ser salvados y rescatados por Dios

Antes de la Pasión Jesús instituirá el memorial de su pasión, establecerá la alianza nueva y eterna sellada con su sangre. Desde la Cruz nos entregará el don de su Espíritu cuando brote de su costado sangre y agua, eucaristía y bautismo, frutos del Espíritu.

En el evangelio contemplamos a Cristo en tres momentos. El primero cuando unos gentiles venidos a la fiesta manifiestan a Felipe, por curiosidad o algún otro interés personal, el deseo de “queremos ver a Jesús”; esta petición expresa como el ansia de todos los pueblos, de encontrarse con quien puede responder a todas sus aspiraciones. Felipe y Andrés, la Iglesia, son los mediadores del encuentro. La Iglesia y cada comunidad y cada cristiano debemos trasparentar a Jesús, mediar en el encuentro de los demás con El. Debemos llevar a Jesús y no ocultarlo.

El Señor dice una frase profética” y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos a mí”. Será elevado en la Cruz. La cruz interpelará, a algunos los asustará y ahuyentará. Pero contemplada desde la fe, es la máxima expresión del amor y de grandeza de Dios que se entrega totalmente por nuestra salvación.

Un segundo momento es cuando se refiere al símbolo del grano de trigo que cae en tierra y muere para ser fecundo. Grano de trigo triturado para el pan eucarístico, roto en la cruz, enterrado en el sepulcro, resucitado a una vida nueva. Eucaristía, Cruz, comunión-alianza, resurrección.

El tercer momento nos sitúa ante Jesús, en una situación parecida a la noche del huerto de los olivos, con el alma agitada: “Padre, líbrame de esta hora”. Y desde el cielo una voz responde:”Le he glorificado y volveré a glorificarlo”. Como en la oración del huerto se escuchan las palabras de consuelo del Padre. El Padre siempre está con nosotros en la tribulación.

Contemplamos a Jesús en la lucha interior de la pasión. Su fuerza está en la confianza que tiene en el Padre. El fruto, la nueva alianza, eterna y definitiva con nosotros.
En la pasión de nuestra lucha diaria, donde experimentamos muchas veces la falta de fuerzas, necesitamos como Jesús la fuerza de la confianza, la cercanía del Padre y la perspectiva de la resurrección final.


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SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARIA. 19-03-2015 
martes, marzo 17, 2015, 10:42 AM - Comentarios a las Lecturas
SAN JOSE, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA. 19-03-2015.

1ª Lectura. 2º de Samuel 7, 4-5ª. 12-14ª. 16. El Señor, Dios, le dará el trono de David, su padre.

Salmo 88. Su linaje será perpetuo.

2ª Lectura. Romanos 4, 13.16-18.22. Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.

Evangelio. Mateo 1, 16.18-21.24a. José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

El prefacio de la misa de San José dice: “El es el hombre justo, que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia, para que haciendo las veces de padre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo”.

En la oración “colecta” de la fiesta decimos que el Padre entregó “los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José” y pedimos por su intercesión, que ahora explícitamente nombramos en las plegarias eucarísticas, “la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a su plenitud en su misión salvadora”. Y en la oración sobre las ofrendas pedimos servir al altar con un “corazón puro” como San José.

La Iglesia y todos los cristianos tenemos un cariño muy especial a San José; muchos santos le han tenido gran devoción. Santa Teresa de Jesús lo tenía como especial intercesor, porque se lo concedía todo. Su sencillez, su discreción, su humildad…

La liturgia le califica de “hombre justo” y de “servidor fiel y prudente” que se entregó con un corazón “puro”. El hombre justo es el que sigue en primer lugar el plan de Dios, antes que su propio proyecto personal; quien confía en Dios más que en sí mismo.

El Padre, cuando eligió a José y a María, prefirió su fe y entrega a otras cualidades; los dos lo dejaron todo para entregar todo lo que eran a la misión que el Padre les proponía; y lo hicieron “fielmente”, sin desviarse y hasta el final, con pureza interior, con un corazón trasparente y no dividido; sin palabras, en la sombra, en función de Cristo.

José y María supieron “guardar”, los primeros misterios de la salvación de los hombres y todos los detalles que vivieron con Jesús, en su memoria y en su corazón.

¡Cuánto amor darían a Jesús! Y… ¡cuánto se dejarían amar por él! La familia de Nazaret pudo vivir tantas cosas y entre tantas dificultades porque les unía su deseo de fidelidad a Dios Padre y porque se tenían mucho amor.

San José es modelo de creyente porque sirvió a Dios donde le pidió, en la entrega a su familia; es modelo de esposo, porque amó a María, con un corazón fiel y puro, y permaneció junto a ella, entregados los dos a su Hijo; y es modelo de Padre porque le dedicó a Jesús, con mucho amor, su tiempo y su vida, lo entroncó en la historia de Israel y en sus tradiciones y le enseñó muchas cosas; no es padre que por dinero u otras ocupaciones abanara a su hijo. Creó con María una familia que fue hogar, escuela y templo.
No sabemos lo que pensará San José desde el cielo cuando contemple nuestras fiestas con tanta pólvora, flores, ruidos, trajes, monumentos irónicos, forasteros que nos visitan, música… Sonreirá y le pedirá a Jesús y a María: que la pólvora lleve a los valencianos al incienso de la adoración a Dios y el respeto a las personas; que sus flores mas fragantes sean las obras de caridad en un tiempo de tanta pobreza; que los únicos ruidos sirvan para denunciar las injusticias y corrupciones y que amen el silencia para escucharse entre ellos y escuchar a Dios; que se revistan de dignidad, honradez y justicia; que saquen de ellos mismos sus defectos y pecados y los “quemen” en la conversión y en la penitencia; que acojan a todos y que resuenen los mejores acordes de diálogo, entendimiento y armonía social.

Que San José nos guarde en vida, como guardó a María y a Jesús, y nos asista en la hora de nuestra muerte, como sería asistido él por la Sagrada Familia.


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DOMINGO 4º DE CUARESMA. Ciclo B. 15-3-2014 
viernes, marzo 13, 2015, 03:34 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 4º DE CUARESMA (DOMINICA LAETARE). Ciclo B2. 15-3-2015

1ª Lectura. 2º de Crónicas 36, 14-16. 19-23. Todos pecaron sin cesar.

Salmo 136. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

2ª Lectura. Efesios 2, 4-10. Nos volvió a la vida junto con Cristo.

Evangelio, Juan 3, 14-21. Dios envió su Hijo al mundo para salvarlo por medio de él.

La antífona de entrada, en este cuarto domingo de cuaresma “festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis” ya nos introduce en el ambiente de alegría, de este domingo Laetare, ante la proximidad de las fiestas de pascua. En Cristo tenemos cerca la salvación y el rescate.

En la primera lectura contemplamos al pueblo de Israel que, por sus infidelidades, lo ha perdido todo y se encuentra en el destierro de Babilonia. El destierro manifiesta la ausencia de Dios, la ruptura de la alianza, la pérdida de su propia identidad como pueblo de Dios.

Dios siempre es fiel, la ruptura procede de parte del hombre, “porque Dios no puede negarse a si mismo” (2 Tim 2, 13).

En la Cuaresma, al reconocer nuestro pecado, vemos la posibilidad de que Dios recomponga la Alianza perdida y que la renueve. Con Israel lo hará incluso sirviéndose de los enemigos, sirviéndose de Ciro rey de los persas, quien hará posible la vuelta a su tierra.

Pablo, en la segunda lectura, nos dice: “Estábamos muertos por el pecado y él nos ha hecho vivir con Cristo por el gran amor con que nos amó”. Dios nos ha amado generosamente, por pura gracia, y este es el motivo de nuestra alegría.

El Evangelio nos presenta la segunda parte del diálogo de Jesús con Nicodemo, aquel maestro de la ley, que se protegía por respetos humanos, buscando a Jesús en la sombra pero que deseaba acercarse a él. También nosotros, en la oscuridad de la noche y del sin sentido, tenemos que mirar a Cristo y a la Cruz, para encontrar en ellos el signo del amor de Dios, su deseo de no condenar sino de salvar por amor al mundo.

En el mundo sufrimos muchas mordeduras de serpiente, está presente el mal disfrazado, apetecible, al alcance de la mano. La serpiente y el mal son venenosos. Necesitamos lucidez para escapar de ellas y humildad y confianza para mirar a Cristo Crucificado. Sin el Señor y fuera de él, no es posible la salvación.

En la vida hay “mucho desierto” pero es posible la esperanza por la entrega de Cristo. Si miras a Cristo “serás curado”, si creemos en él tendremos vida eterna. Esta es la eterna respuesta de Dios al hombre cuando por el pecado se distancia de él y rompe la alianza. En la liturgia decimos: “Cuando el hombre por desobediencia perdió tu amistad, no lo entregaste al poder de la muerte, sino que compadecido, tendiste la mano a todos para que te encuentre el que te busca, y reiteraste así tu alianza a los hombres”.


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DOMINGO 3º DE CUARESMA. Ciclo B. 8-3-2015 
sábado, marzo 7, 2015, 09:17 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 3º DE CUARESMA. Ciclo B. 8-3-2015

1ª Lectura. Éxodo 20, 1-17. La ley fue dada por Moisés
.
Salmo 18. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

2ª Lectura. 1ª a Corintios 1, 22-25. Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero para los “llamados”, sabiduría de Dios.

Evangelio. Juan 2, 13-25. Destruid este templo y en tres días lo levantaré.

Hoy en la primera lectura encontramos el Decálogo, los Diez Mandamientos que aprendimos de niños, y que nos manifiestan la voluntad de Dios para que vivamos como hijos suyos y que son nuestro compromiso para no romper la alianza con Dios. Están dichos, con mucho amor, para ayudarnos a vivir, para mantenernos unidos a él. No son una carga que coarta la libertad y que limita la vida.

Hoy muchos cristianos los han olvidado, o no los aprendieron nunca, o piensan que son principios de otra época que están completamente desfasados. El Señor nos formuló de manera positiva los valores y principios que ya llevamos grabados en nuestro corazón para facilitarnos el que los recordemos, los comprendamos y los vivamos.

Difícilmente podremos entender a Jesús, cuando nos dice que no ha venido a abolir la ley, sino a darle plenitud y cuando nos hable de la alianza eterna que sella con la entrega de su vida. No podemos olvidar los mandamientos que nos ayudan a revisar nuestra vida y a examinar la conciencia para actuar con rectitud y como preparación para la confesión.

En la segunda lectura Pablo nos dice que en Cristo crucificado está todo el poder y la sabiduría de Dios, es la máxima expresión de la misericordia de Dios: no se puede amar más ni con una entrega más total. La cruz desorienta y escandaliza a muchos hombres; en una cultura donde se busca el poder y el éxito, la fidelidad hasta el sacrificio de la propia vida no se comprende y es vista como un fracaso.

En el evangelio Jesús, como hijo del Padre, exige otra expresión para la religión y el templo. La casa de su Padre es casa de oración, no lugar de negocios y alborotos. Como signo de su autoridad anuncia por segunda vez su muerte y resurrección: “destruid este templo –su cuerpo- y en tres días lo reedificaré”. Nos está anunciando una religiosidad que tiene en la fe y aceptación de su persona el verdadero templo; a la samaritana, a la pregunta de dónde hay que adorar a Dios, respondió: “en espíritu y en verdad”.

Dios se acerca al hombre en Jesucristo, único mediador entre Dios y los hombres, y la verdadera religión supone creer en él como hijo de Dios y actuar como él. Ya no hay ritos que den seguridad, sino amor, entrega y confianza.

Estamos en el tercer domingo de cuaresma. En Cristo el Señor, que sellará de manera definitiva la alianza entre Dios y los hombres con la entrega de su vida tenemos el camino de la plenitud y de la felicidad humana, la ley de Dios que es vida en el amor, en el recibido y en el correspondido.


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