viernes, abril 4, 2014, 07:24 AM - Comentarios a las Lecturas
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A. (6-abril.2014)1ª Lectura. Ezequiel 37, 12-14. Os infundiré mi Espíritu y viviréis.
Salmo 129. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
2ª Lectura. Romanos 8, 8-11. El Espíritu, del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros.
Evangelio. Juan 11, 11-45. Yo soy la resurrección y la vida.
El gran milagro de Jesús lo celebraremos la noche de pascua, cuando venza la muerte con su resurrección, y en aquella victoria esté presente la nuestra: en Cristo, por nuestra unión con él por el bautismo, hemos resucitado todos.
Hoy, en la resurrección de Lázaro, le contemplamos profundamente humano, amigo que sufre la enfermedad y muerte del amigo, que necesita estar cerca de los que ama, consolarlos, llorar con ellos y darles esperanza. También le contemplamos como Hijo que confía en la ayuda de su Padre para poder volver a Lázaro a la vida. “Gracias, Padre, tú me escuchas siempre”.
Marta, la hermana mayor, es la primera que sale a su encuentro: “Si hubieras estado aquí…pero sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”. Le dijo Jesús, tu hermano resucitará: “Yo soy la resurrección y la vida, ¿lo crees? Sí, Señor, creo que eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Marta llegó la primera a la madurez de la fe: Creo que eres el Hijo de Dios.
María también le buscó llorando. La misma recriminación: “si hubieras estado aquí…”manifestando la necesidad que tenían de Cristo. Hay menos diálogo. Mas lagrimas, mas adoración, “se postró ante él”. Mucha fe y mucho amor. Y Jesús, conmovido, pasa a la acción: “Dónde lo pusisteis”.
Llevaba cuatro días enterrado. Marta dice a Jesús “ya huele”; los judíos creían que el espíritu ya le había dejado y que había comenzado el proceso natural de descomposición.
Jesús, escuchado por el Padre, con toda la fuerza de su divinidad, gritará: “Lázaro, ven afuera”. Y Lázaro volverá a la vida.
Es el último milagro de Jesús, anuncio de su resurrección. Lázaro volverá a morir. Cristo, y todos los que estemos unidos a Él, viviremos para siempre, porque como dice Pablo, la muerte ya no tiene ningún dominio.
El pecado es la muerte. Y la muerte se expresa viviendo al margen y en contra de Dios. La descomposición del ser humano es consecuencia de haber perdido la religión, la vida que está en Jesucristo, de no vivir de acuerdo con el Evangelio. La descomposición- corrupción a la que puede llegar el ser humano se manifiesta en el egoísmo demoledor que le hace ir en contra del amor, de la vida, del pobre, de la dignidad de las personas, de la verdad…y que con un descaro desproporcionado le lleva a justificar las caras del mal, de la impiedad, de las violencias, de todas las formas del mal.
Jesús está cerca de nosotros, llora con nosotros, y nos llama a salir del sepulcro del mal, a que no vivamos como muertos que deambulan. Hay muchas personas completamente desestructuradas o podridas por la codicia porque sus vidas no tienen meta ni sentido. Marta y María nos ayudan a llegar a la confesión y a la madurez de la fe.
Jesús nos llama a cada uno a ir a él, a escuchar su voz, a salir de las formas de muerte que nos paralizan y nos impiden vivir como personas buenas, como creyentes, como Hijos de Dios.
“Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”. El está siempre cerca, pero hay que buscarlo, verlo, creer en su persona y en su evangelio, dejarle cambiarnos el corazón y la vida.
La muerte genera más muerte. Y este es un drama de hoy. La muerte puede ir disfrazada de “actitudes actuales y liberadas” y protegida por un falso concepto de “respeto” o por la excusa de los padres del ciego de nacimiento “ya es mayor, preguntadle a él”. Solamente Cristo nos saca del sepulcro de una existencia inauténtica, negativa, de pecado…que por mucho que digan no tiene ninguna justificación.
Nunca faltarán los que por odio a la religión quieren acabar con toda huella de Dios. A Lázaro lo intentaron matar, para hacer desaparecer la prueba de la divinidad de Jesús, y los soldados que montaron guardia en el sepulcro fueron comprados para que dijeran que el cuerpo de Jesús había sido robado, El cristiano siempre tendrá que vivir su testimonio en medio de la dificultad y de las pruebas.
“El que no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo, nos dice Pablo en la segunda lectura. Ese Espíritu ha sido sembrado en nuestro interior en nuestro Bautismo, pero vivir la fe supone dejar que vaya actuando y vaya creciendo en nosotros. Tarea constante.
Nuestro destino es vivir con Cristo, en y por Cristo, configuradas a El
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