Blog del párroco
CARTA A LOS NIÑOS Y NIÑAS QUE TOMARÁN LA PRIMERA COMUNIÓN EN LA PARROQUIA DE NTRA.SRA. DEL REMEDIO DE VALENCIA LOS DÍAS 4 Y 5 DE JUNIO DE 2011 
viernes, mayo 20, 2011, 08:48 AM - Otros
A LOS NIÑOS QUE TOMARÁN LA PRIMERA COMUNIÓN EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DEL REMEDIO DE VALENCIA EN LA SOLEMNIDAD DE LA ASCENCION DEL SEÑOR, los días, sábado 4 a las 12 horas y domingo 5 a las 13 horas de 2011

Sábado 4 de junio

1. Antonio Caja Calduch

2. Paula Carreño Flores

3. Ana Mª Culla de Moya
4.Javier Ibáñez Torán

5. Fernando Martínez Hueso
6.Sofía Millet López-Cerón.

7. Luís Moltó Segarra

8. Luís Mompó Calabuig

Domingo 5 de junio

1. Celia Albalat Cervera

2. Jean Antoine Campillo

3. Adriana Domingo Martínez

4. Laura Gil Gómez

5. Ricardo Leach Rodríguez

6. Lucía KoKkes Vilanova
7. Paula Miravet Carbonell
8. Jaime Navarro Obrer
9. Octavio Ramón Ruiz



Queridos niños y niñas: Os felicitamos porque muy pronto recibiréis a Jesús, recibiréis la primera comunión.

El Señor tuvo la gran idea de quedarse en un trocito de pan, para que cada uno de nosotros lo podamos considerar muy nuestro, como prueba de que es para siempre nuestro amigo, como recuerdo de lo unidos que debemos estar y de los que nos debemos amar, ayudándonos de verdad; porque Él nos quiere a todos y sufre cuando alguna persona pasa necesidad.

Fue en su Cena de despedida, la primera Misa que celebró, cuando nos hizo este regalo. El estaba un poco triste y sabía que no nos podía dejar del todo, porque ¡qué hubiera sido de nosotros! Otras veces nos había dicho que solo se iba a “prepararnos sitio” y que volvería…Pero esa noche nos sorprendió y nos dijo “tomad y comed, esto es mi cuerpo, esta es mi sangre…este soy yo, esta es mi vida”, “haced esto en memoria mía”. Y desde entonces, los sacerdotes en su nombre, podemos hacer que Jesús esté presente en el pan, podemos celebrar su amistad y su cercanía; Jesús es nuestro y para nosotros. Así, hasta que vuelva a venir, le tenemos en la Eucaristía.

Nos dejó muchas cosas, porque nos llenó de regalos: nos dejó su perdón, cuando nos confesamos, ¡qué alegría y qué paz recuperamos!; nos dejó su Espíritu, su fuerza, su amor; nos dejó a su Madre, a María, para que nos cuide desde el cielo a ayude a nuestras mamás que nos cuidan aquí; y se quedó El, de esta forma tan bien pensaba, en un trozo de pan, que nosotros recibiremos porque ya le conocemos y queremos ser sus amigos y empezamos a ser mayores en la Iglesia.

Estaremos con vosotros todas las personas que mas os queremos. Vuestros padres os están preparando una fiesta. Recibiréis regalos…y vosotros estaréis vestidos de una forma más especial. ¡Es tan importante ese día!

A partir de ahora, con los cristianos mayores, participaréis en la santa Misa de cada domingo y podréis comulgar, si estáis en paz con Dios y con todos, si no tenéis pecados. Si lo necesitáis, os podéis confesar, por que hay que estar siempre en paz con Dios.
Ese día, todos los cristianos de la parroquia rezaremos por vosotros y vuestras familias, para que el Señor escuche vuestras peticiones. Rezad también vosotros por todas las personas a quien más queréis, y acordaros también de los que más sufren.

Para nosotros, los sacerdotes y catequistas, ha sido una alegría conoceros y acompañaros en vuestra preparación. Sabed que también nos seguís teniendo muy cerca.


Un abrazo muy grande,


Vuestros sacerdotes y catequistas.

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CUARTO DOMINGO DE PASCUA (15 de mayo) 
sábado, mayo 14, 2011, 10:29 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 4º DE PASCUA (15 de mayo)

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles. 2, 14ª. 36-41. Dios lo ha constituido Señor y Mesías.

Salmo 22. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Segunda lectura. Primera carta de San Pedro 2, 20b-25. Habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.

Evangelio. Juan 10, 1-10. Yo soy la puerta de las ovejas.

El cuarto domingo de Pascua es el domingo del Buen Pastor. Las lecturas están llenas de figuras sacadas del mundo pastoril. El salmo 22 nos habla de un Dios pastor que nos conoce, nos guía, nos cuida…para que no nos falte nada. ¡Cuánto consuelo y cuanta paz hemos encontrado orando con este salmo!

Pedro, en la segunda lectura, le atribuye esa misión a Jesucristo, vivida hasta el extremo de dar su vida por salvar a las ovejas. Jesús, como siervo del Señor, ha sido conducido como cordero hasta la cruz. En su boca no se encontró engaño y en sus heridas hemos sido curados. El apóstol nos presenta a Jesús como quien nos recupera “andábamos perdidos y el es el guardián de nuestras almas”. Es posible que Pedro pensara en su propia experiencia personal. Cristo le concedió el perdón y le devolvió la confianza.

El evangelio de este año, además, presenta a Jesús como “puerta” y “guía del rebaño”: hay que entrar por él y seguirle, porque es garantía de seguridad. Con palabras muy duras se refiere a quien no entra por la puerta de las ovejas, a los impostores que vienen para robar, matar, y aprovecharse. Los trata de ladrones y bandidos. Con esta contraposición entre al pastor auténtico y el que con engaños, solo busca aprovecharse, nos alerta para que el pastor no se convierta en bandido y las ovejas no sigan a quien no deban seguir.

“Oír su voz y seguirle”. Los jóvenes, de manera especial por si el Señor les llama a la vida sacerdotal y a la vida consagrada. Seguirle y permanecer. Los adultos, también necesitamos estar atentos a la voz del Señor y no a otros intereses, y tener el valor de seguirle con perseverancia, de no cansarnos en los compromisos de nuestra vida cristiana. ¡Qué fácil es acudir al Señor en la necesidad y luego abandonarlo!

El Señor nos dice “he venido para que tengan vida”. La vida en abundancia es la experiencia de ser cristianos, de vivir con fidelidad todo lo que sabemos del evangelio.

Hoy hay muchas personas que viven “perdidas y desorientadas” en el mundo. La pérdida de la fe, los diversos fracasos personales, las experiencias vividas que los han abocado al vacío y a la nada. Las desgracia de haber creído, en algún momento de su vida , a algún falso maestro que le deslumbró y los hizo abandonar sus creencias personales…

Cristo es pastor y puerta. En Él encontramos vida y seguridad. Vivir configurados a Él y mostrarlo para que otros lo encuentren, es la misión de cada cristiano. El corazón del Señor está en los hijos que faltan y su anhelo, reunir a todos. Gran misión evangelizadora la del cristiano y de toda la Iglesia, de manera propositiva y mediante la oración y el ejemplo de vida.

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2º DOMINGO DE MAYO. MARE DE DEU DELS DESAMPARATS 
sábado, mayo 7, 2011, 11:21 PM - Comentarios a las Lecturas
SEGUNDO DOMINGO DE MAYO (día 8)
SOLEMNIDAD DE LA MARE DE DEU DELS DESAMPARATS. Patrona principal de la región valenciana.
Primera lectura. Apocalipsis 21, 1-5ª. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Salmo. Judit 13, 18-19. Tú eres el orgullo de nuestro pueblo.
Segunda lectura. Romanos 12, 9-13. Contribuid a las necesidades del pueblo de Dios: practicad la hospitalidad.
Evangelio. Juan 19, 25-27. Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.

María es el orgullo de nuestro pueblo.
Este domingo, los cristianos de Valencia y de los pueblos de alrededor, tenemos la necesidad de encontrarnos cerca de la Virgen. Las romerías de la noche del sábado, de los distintos pueblos a la Basílica, para estar ante la Madre en la misa de “descoberta”. La misa “d´infants”, en la que los grandes protagonistas, originariamente eran los niños, todavía presentes en los coros y en la ofrenda de la fallera mayor infantil, en nombre de todos los niños. El traslado de la imagen de la Mare de Deu, de la Basílica a la catedral, auténtico delirio humano en el que la Virgen va flotando sobre el mar de devotos que la acompañan, para la misa mayor de la fiesta. La solemnísima precesión general sobre calles alfombradas, entre balcones primorosamente adornados, bajo una lluvia de pétalos de rosa, y vivas, vítores, lágrimas, oraciones…Parece que se cumplen las palabras de María en el Magníficat: “Me llamarán dichosa todas las generaciones” y el pueblo incansablemente le dice:”tú eres el orgullo de nuestro pueblo”.
Jesús, en la cruz, antes de morir, nos regaló a su Madre y nos entregó su Espíritu. Viendo el profundo desamparo en el que podíamos vivir, le encargó a María que siguiera ejerciendo de madre con todos nosotros: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Y ahí comenzó una nueva misión, que continúa desde el cielo. María, conocedora de nuestros sufrimientos y necesidades, porque nos mira con profundo amor de madre, sigue indicando a su Hijo, como ya hizo en Caná de Galilea, todas nuestras carencias, pobrezas y necesidades, para que nunca nos falte el vino nuevo del amor, de la felicidad, del sentido de la vida que nos trae Cristo y que encontramos en el evangelio. En aquella “hora” de la cruz, mirando Jesús a Juan le dijo: “Hijo, ahí tienes a tu Madre, y desde aquella hora, el discípulo la acogió en su casa”. Necesitamos ser y sentirnos hijos de María, acogerla como alguien muy nuestro, para poder ser discípulos del Señor. Y acogerla como Madre supone quererla y dejarnos querer por ella, y, por tanto, imitarla.
La segunda lectura, el fragmento de la carta a los Romanos, nos describe los rasgos del discípulo y, por tanto, del buen hijo de María: que nuestra caridad sea de verdad, sin apariencias ni fingimientos, con obras; que detestemos todo lo que sea malo e inauténtico y nos adhiramos a los bueno; que, además, seamos cariñosos, prefiriendo a los demás y a sus cosas, por delante de nosotros y de nuestros intereses; que afrontemos nuestro trabajo con eficacia, como un servicio, y lo hagamos con interés e ilusión; que no nos rindamos ante las dificultades, sino que las afrontemos con fortaleza y perseverancia; que seamos fraternalmente acogedores . Esto nos lo enseñó Jesús. Esto lo vivió María, la esposa que se adornó de virtudes para el esposo. Este tiene que ser nuestro programa.
María nos hace sentirnos queridos y fuertes en nuestros desamparos; pero sobre todo, María es la Madre que reclama dignidad, justicia, caridad…para con todos los pobres y desamparados de la tierra. No hay mejor regalo para una Madre que el ser buenos con los más pequeños y necesitados de sus hijos. María ampara y quiere que amparemos. Que Ella nos haga sensibles para no pasar de largo ante el sufrimientos de nuestros hermanos, que se reviste de tantas formas en estos tiempos, y muy generosos para remediarlos.

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SAN VICENTE FERRER (2 de mayo  
domingo, mayo 1, 2011, 09:15 AM - Otros
SAN VICENTE FERRER (2 de mayo, lunes siguiente a la octava de pascua)

Patrono principal de la Comunidad valenciana. Día de precepto.
Nació en Valencia el año 1350, en la calle del Mar, donde se hizo una capilla en la casa natalicia, llamada también “pouet”. Su padre era notario y lo bautizaron en su parroquia de San Esteban Protomártir. Allí se conserva la pila bautismal, donde son bautizados mucho niños/as valencianos/as.

Ingresó en la Orden de predicadores, destacó por su inteligencia; enseñó teología y ocupó distintos cargos de gobierno en la Orden.

Como predicador recorrió muchas comarcas con gran fruto y prácticamente toda Europa. Predicó en valenciano, con tanto fervor, que la gente le entendía: defendió la verdadera fe y se esforzó en trabajar por la reforma de costumbres de la época. “Temed, respetad al Señor, y tributadle todo el respeto y honor que se merece”.

Fue consejero de reyes y papas en función de la paz y de la unidad de la Iglesia, tanto en el compromiso de Caspe como junto al Papa Luna en Peñíscola.

Fundó en Valencia el primer colegio del mundo, para acoger a niños huérfanos y, este colegio sigue siendo el milagro permanente del “pare Vicent”. Durante su vida hizo muchos milagros, muchos permanecen reflejados en retablos de cerámica de la ciudad de Valencia y de toda la Comunidad.

Son muchos los lugares que recuerdan su paso, su predicación o algún signo prodigioso que realizó (caminos, balcones, fuentes…) Fue un hombre brillante, trabajador incansable, maestro lleno de sabiduría, predicador…pero, sobre todo, un humilde y piadoso religioso, perteneciente a una orden mendicante, que no buscó glorias humanas y que solo predicó el amor de Dios.

Muchos niños de Valencia, con mucho cariño y gratitud, representan sus milagros en altares preparados en las calles de la ciudad la víspera de su fiesta, y se realizan distintos actos para que permanezca vivo su recuerdo.

Murió en Vannes (Francia) el año 1419. En su colegio, sito en San Antonio de Benagener, se conserva una ilustre reliquia que visita muchos lugares donde se la requiere.

San Vicente Ferrer, ruega e intercede por nuestra Iglesia particular de Valencia y por toda la Comunidad Valenciana.

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SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA (1 de mayo) 
domingo, mayo 1, 2011, 12:02 AM - Comentarios a las Lecturas
SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA (1 de mayo)

Domingo de la Misericordia y día de la beatificación de Juan Pablo II

1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 2, 42-47. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común.

Salmo 117. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

2ª Lectura. De la primera carta del apóstol San Pedro. 1, 3-9. Por la resurrección de Jesús entre los muertos nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza única.

Evangelio. Juan 20, 19-31. A los ocho días, se les apareció Jesús.

La octava de Pascua era conocida antiguamente como “Dominica in Albis”, recordando que los neófitos romanos subían hasta la Basílica de San Pancracio, para depositar en la tumba del joven mártir las vestiduras blancas que habían recibido la noche de Pascua y con las que les recordaban, que los que hemos recibido el bautismo “hemos sido revestidos de Cristo”.

Este domingo, la liturgia y la Palabra de Dios, tienen toda la riqueza de la Pascua. La oración colecta expresa los dones del Resucitado: “Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales; acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido”.

En el Evangelio el Señor se muestra lleno de alegría y da a la comunidad reunida, con las puertas cerradas por miedo a los judíos, los primeros dones de su resurrección: la paz, como saludo suyo y del Padre; les ofrece su cuerpo glorioso para que verifiquen que es El (los signos del resucitado son las heridas de la pasión); les da su Espíritu para que reciban lo más íntimo de Él y del Padre, y con Él reciban y trasmiten la salvación en plenitud.

Jesús tiene interés de que la comunidad toque, constate, verifique…que es Él quien ha resucitado y vive, el primer día de la semana y ocho días después. La comunidad tiene que testimoniar y predicar la resurrección del Señor, y lo tiene que hacer con convicción y firmeza. Lo han visto, han comido con El, ha caminado junto a ellos. La resurrección es obra del poder del Padre y del Espíritu.

Para nosotros es la bienaventuranza “dichosos los que crean sin haber visto” y las preciosas palabras de la epístola de Pedro: “no habéis visto a Jesucristo y le amáis; no lo veis y creéis en Él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado”. Los cristianos somos testigos por la fe de la Iglesia, expresada en tantas vidas fieles al evangelio de Jesús, por la acción del Espíritu que recibimos en el bautismo, por la eucaristía, tantas veces celebrada y que nos ha mostrado a Jesús, nos ha ido transformando en El y nos ha urgido a compartir con los hermanos y a reconocer en ellos el rostro de Cristo.

Hoy contemplamos cómo la eucaristía, desde hace veintiún siglos, ha ido expresando, configurando, realizando a la Iglesia. La Iglesia la celebra, y se realiza desde la Eucaristía, presencia viva del Señor resucitado. La primera lectura nos recuerda que la primera comunidad necesitaba encontrarse para la fracción del pan, para la oración, la escucha de la palabra y para socorrerse en las necesidades que les planteaba la vida, como miembros de la misma familia que eran.

En este tiempo, la Iglesia tiene que perder el miedo al mundo y abrir puertas, para establecer el diálogo necesario con todos los hermanos que buscan sentido a la vida y que se encuentran solos y desamparados. Necesita recuperar la alegría, porque tiene y anuncia a Cristo, vencedor de la muerte y de todas las formas de muerte que amenazan al hombre: Cristo es el redentor del mundo. Necesita vivir su fe con más convicción, para que genere en nosotros más valor y entrega. Necesitamos que nuestras eucaristías sean más fraternas y anunciemos a Cristo muerto y resucitado que nos llena de su Espíritu para recrearnos y mejorarnos en todo lo que somos. Necesitamos que la Eucaristía dominical se viva menos como devoción y precepto (que es vivir de mínimos) y nos sintamos dichosos y honrados al ser invitados y servidos por el Señor que nos sienta a su mesa.

Tantos y tantos años ininterrumpidos de celebrar la eucaristía, en circunstancias, a veces tan difíciles, es el milagro de la acción del Espíritu del Señor resucitado, que incansablemente no cesa en su labor de transformar y salvar al mundo.

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