Blog del párroco
ASCENSIÓN DEL SEÑOR. Ciclo A. 1-6-2014 
sábado, mayo 31, 2014, 09:26 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE LA ASCENSION DEL SEÑOR. Ciclo A. 1-6-2014

1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 1, 1-11. Se elevó a la vista de ellos.

Salmo 46. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas.

Efesios 1, 17-23. Lo sentó a su derecha en el cielo.
Evangelio. Finas del Evangelio de Mateo. 28, 16-20. Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Misión de los once.

En la oración colecta de la misa le pedimos al Padre exultar de gozo y darle gracias por esta liturgia de alabanza, porque la Ascensión de Cristo ya es nuestra victoria y porque nosotros, miembros vivos de su cuerpo, esperamos algún día, estar con él , que es nuestra cabeza. Y en el credo cada domingo proclamamos “Y está sentado a la derecha del Padre”. La Ascensión del Señor es su exaltación por Dios, solo reconociéndole como Señor, podemos alcanzar la salvación. Esta es nuestra fe.

La Ascensión del Señor es para nosotros un motivo de alegría, pero también nos deja una sensación de soledad y desamparo. Subimos con Jesús y María a la cima del monte de los olivos y allí le vieron partir, le contemplaron por última vez. Una nube lo cubrió.

El Señor les había preparado para vivir sin Él aunque le tuvieran de otra manera: “no os dejaré huérfanos, os enviaré mi Espíritu”. El Espíritu nos hará comprender, nos fortalecerá, nos transformará.

En aquel monte comenzó el tiempo de la Iglesia. Nos encargó que siguiéramos con su misión después de Él:”Id al mundo entero y profanad el evangelio” y nos prometió su asistencia, que él seguiría entre nosotros: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Aunque físicamente no le tenemos, tenemos su Espíritu, su palabra, le tenemos en la eucaristía, en la comunidad, en los pobres, actúa a través de nosotros.
La Iglesia, cada cristiano, después de la Ascensión del Señor, tenemos que mirar al cielo con los pies en la tierra; tenemos que hacer nuestra la misión de Cristo, con el estilo del Señor, pero en medio de los problemas de nuestro tiempo, transformando la realidad, al estilo del Señor, sin dejarnos corromper por el mundo que nos rodea.

No podemos vivir en un falso sentido “espiritual”, viviendo de espaldas al mundo, ni “mundanizarnos” asemejando nuestra vida a la vida de pasiones e intereses de nuestro tiempo. Tampoco debemos estar inactivos, ante los sufrimientos y necesidades de los hermanos. La iglesia tiene sus tentaciones al realizar su misión en nombre del Señor. No podemos, para ganar adeptos, mimetizarnos con las formas de ser y actuar del mundo en el que vivimos. Tampoco, quedarnos inactivos, porque los problemas nos desbordan; no debemos buscar reconocimientos humanos como si solo nos preocupara el éxito social.

Tenemos que trabajar para que el mundo responda a al proyecto de Dios. Para que todo ser humana, imagen y semejanza de Cristo, viva con dignidad y pueda salvarse. Mirar al cielo y transformar, desde la fidelidad de cada día, la tierra. En el nombre del Señor y hasta que el Señor vuelva.

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SEXTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A. 25-05-2014 
sábado, mayo 24, 2014, 08:13 AM - Comentarios a las Lecturas
SEXTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A. 25-05-2014.

1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 8, 5-8. 14-17. Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Salmo 65. Aclamad al Señor, tierra entera.

2ª Lectura. Primera carta del apóstol San Pedro 3, 15-18. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu.

Evangelio. San Juan 14, 15-21. Yo le pediré al padre que os dé otro Defensor.

La Pascua es el tiempo del Espíritu Santo. Jesús, en la etapa final de su ministerio, cuando comienza a prepararnos para estar sin Él, nos anuncia que no nos dejará solos, que nos enviará el Espíritu Santo. La obra del Espíritu, asentar, madurar, profundizar…viene después de Cristo.

En la primera aparición, la mañana de pascua, Jesús ya nos regala privadamente su Espíritu, para que nos dé fortaleza y comencemos la misión de perdonar y reconciliar. El día de Pentecostés, la Iglesia vivirá la efusión general del Espíritu que transformará totalmente a los discípulos, tendrán valor para evangelizar y dar la vida y profundidad para comprender el misterio de Jesús y la grandeza de su mensaje.

La primera lectura nos habla de comunidades de Samaria que ya habían recibido la palabra y el Bautismo, pero a quienes no se les había impuesto las manos para que recibieran el Espíritu Santo. Con el Espíritu aprenderán y serán capaces de orar; se esforzarán en vivir la fe y en el trabajo apostólico; serán personas maduras, testigos de la fe; la imposición de manos les transmite el Espíritu en su totalidad. San Ireneo decía que el Hijo y el Espíritu son como las dos manos del Padre.

En la segunda lectura, San Pedro nos predica que el Espíritu resucitó a Jesús de entre los muertos; y que este mismo Espíritu, además de hacernos capaces de vivir el Evangelio, nos debe ayudar a dar razón de nuestra esperanza ante quien nos la pida. Dar razón de nuestra esperanza es exponer los motivos profundos que nos mueven y conmueven para vivir configurados a Jesús, trabajar por su proyecto de mundo-Reino de Dios y ser capaces de dar la vida. No anteponer nada a Cristo. Esto nos exige estudio, formación continuada, reflexión. No podemos confundir la doctrina del Señor con “opiniones personales”.

El Evangelio nos dice que el Espíritu Santo es el defensor que nos da el Padre, el que suple nuestra debilidad. El abogado que nos defiende, que nos representa, que pone en nosotros las palabras adecuadas en cada momento.

Recibimos el Espíritu como don de Dios, pero debemos agradecerlo, escucharlo y dejarlo actuar; necesitamos lucidez y docilidad, bondad y confianza. Correspondencia con gratitud.

Los cristianos debemos vivir desde esta motivación, la de Dios, creando en nosotros una forma de ser y de actuar propia. El espíritu del mundo tiene otros métodos y persigue otras metas. Este fin de semana viaja el Papa Francisco a Tierra Santa, a encontrarse con la comunidad cristiana, a confortarlos en la fe y para que sepan que no están solos. Va como instrumento de paz, a defender a los sin voz, a hacer posible el diálogo entre todos los que creemos en Dios y nos sentimos hijos del mismo Padre. El Espíritu de Jesús le quita el miedo y le urge al encuentro con el hermano y a la defensa de quien más sufre, en aquel contexto tan difícil.

Tiempo de Pascua. Cristo resucitado nos trae la vida, su vida. A dejar que el aire fresco de su Espíritu revitalice lo que está débil y sin fuerzas e introduzca la brisa limpia y suave de quien quiere hacerlo todo nuevo.


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QUINTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A. 18-5-2014 
viernes, mayo 16, 2014, 06:29 PM - Comentarios a las Lecturas
QUINTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A. 18-5-2014.

1ª Lectura. Hechos de los Apóstoles 6, 1-7. Escogieron a siete hombres llenos de espíritu santo.

Salmo 32. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos en ti

2ª Lectura.1ª de Pedro 2, 4-9. Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real.

Evangelio. Juan 14, 1-12. Yo soy el camino, y la verdad y la vida.

El evangelio, estos últimos domingos del tiempo pascual, nos cuenta cosas que dijo Jesús a los apóstoles preparándoles, para que comprendieran su marcha y supieran vivir sin Él. Les anima a que no tengan miedo y no pierdan la paz; les dice y nos dice, que vuelve junto al Padre y que va a prepararnos sitio.

¡Qué mensaje tan esperanzador para nosotros y para tantas personas que no han tenido ningún sitio en este mundo, por pobreza, exclusión, soledad, fracasos…! “Me voy a prepararos sitio”. En la casa del Padre hay sitio para todos. Tenemos un lugar y alguien que nos espera y acoge en el corazón de Dios. Por tanto, debemos respetar en este mundo, el lugar que corresponde a cada hermano y procurar que todas las personas sean valoradas y consideradas en su dignidad. El mundo actual ofrece un espectáculo caótico: las guerras civiles, los emigrantes que no llegan y los inmigrantes que viven en condiciones inhumanas, los pobres sin trabajo ni esperanza, los que viven en las calles… ¡cuántas personas sin sitio, sin lugar físico y sin afecto, porque no están en el corazón de nadie! Jesús nos dice que en Él y en el Padre, siempre tendremos un lugar especial.

Y nos indica el camino. “El es el Camino, la Verdad y la Vida”. Jesús es Camino de ida y vuelta. Viene del Padre y nos conduce al Padre. En la vida lo importante es que encontremos y recorramos caminos que nos conduzcan a alguna parte, no caminos que terminen en un precipicio o que no tengan ninguna salida. Jesús, su persona, su palabra, su vida desde los más pequeños detalles…son el camino.

Muchas personas se trazan sus propios proyectos, unas veces sin criterios, otras desde convicciones aparentemente exitosas pero que no conducen a ninguna parte; actualmente presenciamos que muchos caminos conducen a la cárcel, pasando por la vergüenza de empobrecer o arruinar injustamente la vida de otros; otros caminos conducen a la soledad, al resentimiento, a la desestructuración personal, a la desgracia de otras personas. ¡Jesús es un camino tan sencillo, tan claro, tan liberador…! Es el camino que nos muestra la Verdad de Dios y del hombre. El ser humano llega a su plenitud cuando ama como Cristo, vive desde los intereses de Cristo, respeta a las personas y a la creación como Cristo, responde al mal como Cristo…cuando vive y es como Cristo. Por eso en Él está la auténtica vida aquí y Él nos conduce a la vida eterna. Jesús nos muestra la profunda verdad de lo que es ser hombre y de los sentimientos y criterios de Dios. “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”.

La segunda lectura nos habla, de la realidad de la Iglesia, somos un pueblo de consagrados, propiedad de Dios; somos un pueblo sacerdotal, podemos hacer de nuestra vida una ofrenda agradable a Dios. San Juan Crisóstomo decía que cuando un cristiano da un vaso de agua para remediar la sed de un necesitado, es como si ofreciera un cáliz de amor a Dios Padre desde el altar del pobre. Somos una nación edificada sobre la piedra angular que es Jesucristo. Roca firme, no “dura”, como la intransigencia o la falta de sentimientos, sino con la firmeza de la fidelidad por encima de toda prueba.

En la primera lectura escuchamos cómo la Iglesia, desde el principio, se va configurando como una comunidad que sirve, atiende a la caridad y predica y testimonio la palabra.

La Iglesia va caminando con Cristo, Camino y compañero de camino, hacia el Padre. Quiere ser samaritana y hogar de misericordia para todos los hijos de Dios. Quiere tener un lugar para cada hijo que se sienta “solo y desamparado”. Quiere tener, como Cristo, una palabra de paz y de esperanza. “Que no tiemble vuestro corazón…”

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CARTA A LOS NIÑOS DE PRIMERA COMUNION DE LA PARROQUIA DE NTRA. SRA. DEL REMEDIO DE VALENCIA. Mayo 2014 
lunes, mayo 12, 2014, 05:07 PM - Otros
CARTA A LOS NIÑOS que recibirán la PRIMERA COMUNION el sábado 17 de mayo a las 12 horas en la Parroquia de Ntra. Sra. del Remedio de Valencia. Año 2014

1. Silvia Boronat Suay
2. Luís Díez de Rivera Muñoz
3. Claudia Gómez Carrión
4. Esther Martínez Ibiza
5. Cristina Millet López
6. Daniel Ortí Arroyo
7. Lucía Ortí Arroyo
8. Alex Prima Rocabruna
9. Ricardo Prima Rocabruna
10. Jacobo Ramón Ruiz
11. Rocío del Pilar Saura Roselló


Queridos niños: Estamos muy contentos los sacerdotes y las catequistas de la parroquia, de haberos acompañado estos años en el catecismo.

Vuestros padres nos dijeron que querían que recibierais a Jesús en la comunión y nos pidieron que os ayudáramos a prepararos. Hemos procurado que le conocierais más y que os hicierais más amigos suyos. Vuestros padres, también os han ayudado mucho.

Han pasado dos cursos, os hemos contado muchas cosas y también nos hemos hecho amigos nosotros.

Lo más difícil ha sido comprender que Jesús nos quiere tanto que nos ha dado su vida en la cruz. La noticia de su resurrección nos dio mucha alegría; primero por Jesús, porque es Dios y no han podido con él sus enemigos; y también por nosotros y por todas las personas que hacen el bien a los demás. Dios siempre está con ellos y el bien siempre da muchos frutos.

Pero lo que hizo Jesús en la última cena, cuando quiso despedirse de todos los suyos, no nos lo podíamos imaginar. Nos dijo que se quedaría para siempre entre nosotros de una manera nueva, para que todos lo tuviéramos como muy nuestro y así poder seguir ayudándonos, en el sacramento del pan y del vino.

Él lo dijo: “Es mi cuerpo, es mi vida, soy yo”, para perdonarnos siempre y para que nunca nos falten fuerzas para hacer el bien y amar a todos. Así, cuando comulgamos, le sentimos muy nuestro, nos ayuda y nos recuerda que debemos procurar que no falte a ninguna persona ni el pan ni lo que necesite para tener una vida adecuada como hijo de Dios y hermano nuestro.

El sábado le recibiréis. Tenéis que ser más buenos porque le tendréis a él y os tenéis que parecer a él un poco más cada día.

En el momento de comulgar os sabrá a un pan un poco diferente, pero sabéis, que es él: “Os entrego mi persona, os entrego mi vida”. Nunca podíamos imaginar que nadie nos hiciera un regalo así. Jesús, para nosotros y solo porque nos ama.

Por eso vuestros padres os preparan una gran fiesta en la que participarán todas las personas que mas os quieren. Va a venir Jesús a vuestro corazón por primera vez. Luego, le podréis recibir muchas veces, el os ayudará a ser buenos, felices y a hacer el bien. No os separéis nunca de él; él nunca se separará de vosotros.

Después de comulgar, habladle de todas las personas que amáis y que os han amado; de todos los que os hacen el bien y de quienes sabéis que se lo pasan mal. Y le dais gracias por todo, por la vida, porque le conocéis, por todas las personas que os quieren y por todas las cosas que tenéis; pedid a Jesús que las sepáis utilizar, conservad y compartir.

Y a vuestros padres les quiero felicitar y decir que Jesús también desea entrar en vuestros hogares y en vuestras vidas.

Que vuestros hijos os recuerden que también a vosotros el Señor os mira y os ama. El día del Bautismo de vuestros hijos la Iglesia os confió que seáis “los primeros que de palabra y de obra deis testimonio de la fe”. Seguid ayudándoles a que nunca se apague en ellos esta luz.

Que el Señor os bendiga.

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DOMINGO DE LA MARE DE DEU. 18-5-2014 
viernes, mayo 9, 2014, 10:49 AM - Otros
NTRA. SRA. DE LOS DESAMPARADOS
La Madre del Señor es también nuestra Madre; los cristianos le tenemos un cariño muy especial, y los valencianos, además, a este título tan nuestro de Mare de Deu y dels Desamparats. Celebramos su fiesta el sábado anterior al segundo domingo de mayo, Y, al día siguiente, llamado domingo de la Mare de Deu, celebramos la solemnidad externa, con muchas celebraciones: Misa de Descoberta, Misa d’infants, Traslado, Misa solemne en la Catedral y Procesión general. Todos tenemos la necesidad de

Con verdadero primor cuidamos su imagen y su capilla, acudimos a rezar ante ella con mucha frecuencia, le llevamos flores y le encendemos cirios; la hemos coronado canónicamente, para expresar de manera gráfica que es nuestra reina, recorre nuestras calles, le abrimos nuestras puertas y balcones, visita nuestros cementerios, le ofrecemos los niños. Le hacemos también todo tipo de ofrendas para los necesitados…María es todo para nosotros.

En el evangelio de Juan, Jesús desde la Cruz, como último regalo, nos la entregó como Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. El Señor quiso que siguiera ejerciendo como Madre de todos nosotros, como ya hizo hizo con él; también nos está diciendo que, para ser de sus discípulos, debemos sentirnos hijos de la Madre. Luego dijo a Juan: “Hijo, ahí tienes a tu Madre, y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa”, como Madre propia. En Juan estábamos representados todos.

Hay que hacerle sitio a la Madre en nuestra vida, en nuestro tiempo, en nuestros intereses y prioridades. Que esté, que no moleste. Que sea un don y una gracia.

Benedicto XVI nos invitaba a formar parte de la escuela de María; a aprender de su capacidad de escucha, de su oración, de su silencio meditativo, de su atención amorosa, de su estilo en acompañar y servir sin atosigar…de su forma de amar. Nunca se buscó a sí misma. Acogerla es ser como ella. No hay nada que enorgullezca tanto a un hijo como el parecerse a su madre, sobre todo, si es una Madre como la Virgen María.

Al entrar María en nuestras vidas nace en nosotros el verdadero amor. Ella nos trae a Cristo, el fruto vendito de su vientre. Y Cristo nos enseña a amar.

María es Madre de los Desamparados. Ella nos estimula a que tengamos una sensibilidad especial para ver y responder a todas las formas de Dolor humano y a que nuestra caridad sea real, no una “farsa” como dice el apóstol Pablo. El egoísmo empequeñece, aísla, empobrece y destruye. Va contra la verdadera justicia. El verdadero amor nos hace sentirnos hijos y hermanos. Y e esto no es literatura piadosa. María nos necesita; espera seguir amando a los pobres y desamparados del mundo a través de nosotros, y… ¡son tantos! ¡Tiene tantos nombres la pobreza y el desamparo! María nos hace sentir, vivir y entregarnos de otra manera. En la devoción inicial a la Virgen de los Desamparados está la atención y cuidado hacia los enfermos disminuidos psíquicos, los demenciados, los locos. María nos pide no girar la mirada ni cerrar el corazón ante los hermanos que nos necesitan.

Como fruto de la devoción a María han surgido muchos frutos de verdadera caridad, muchas instituciones, acciones, compromisos personales. Frutos de amor real y eficaz.

Trasmitamos la devoción a la Virgen, el rezo en familia del rosario. Si los niños y jóvenes no la conocen, no podrán acudir a ella en momentos difíciles de su vida. No tendrán las motivaciones que ella nos da para dirigirnos al “hermano pobre y desamparado”.
Vivir desde la misericordia y respetar la dignidad de todo ser humano es el núcleo de la fe y la gran razón de nuestro obrar.

Que la Virgen ilumine a todos los que tienen responsabilidades en el campo de la vida pública para que con verdad sirvan, apoyen y defiendan a todo ser humano.


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