Blog del párroco
DOMINGO 15º DEL TIEMPO ORDINARIO (11 de julio) 
sábado, julio 10, 2010, 11:26 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 15º DEL TIEMPO ORDINARIO (11 de julio)

1ª Lectura: Deuteronomio 30, 10-14: El precepto que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas.
Salmo 68: Buscad al Señor y vivirá vuestro corazón.
Colosenses 1, 15-20: Cristo es la imagen de Dios invisible. Todo fue creado por El y para El.
Lucas 10, 25-37: ¿Quién es mi prójimo?

La primera lectura nos presenta la Ley del Señor como algo asequible y positivo para el ser humano, está dentro de nosotros, en el corazón y en la boca. La ley nos ayuda a descubrir y a cumplir lo que llevamos en la conciencia.

El salmo nos presenta a una persona humilde para quien Dios es el de la gran bondad y que se mantiene fiel a la amistad. En esta fidelidad se apoya la confianza del creyente; el hombre humilde se sabe acompañado reconocido y apoyado por el Señor.

La segunda lectura nos presenta a Cristo como centro y cabeza de toda la creación y de la comunidad que cree, espera y ama. Nuestra fidelidad a El hace que nuestra vida sea auténtica; el hace posible la paz y es quien puede unir y reconciliar.

En el evangelio, a través de un maestro de la ley, se plantea a Jesús la gran cuestión de la vida de una manera muy práctica: “Maestro ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?”La respuesta de Jesús fue otra pregunta. “¿qué está escrito en la ley?” Había mas de seiscientos preceptos, pero aquel maestro de la ley se lo sabía bien: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Bien dicho, haz esto y tendrás vida”.
Aquel maestro intentó justificarse y planteó otra pregunta: “¿Y quien es mi prójimo?.Para el judío el prójimo era el compatriota, el israelita. Jesús responde contando una parábola.
Prójimo es el que no solo cumple la ley sino que practica la misericordia; el que no pasa de largo ante el necesitado, ni mira a otro sitio, ni justifica la desgracia de nadie, ni encuentra razones para no ayudar ante la dificultad o la complejidad del problema del problema.
Prójimo es el que echa mano a sus recursos personales, el que acompaña y no abandona en la adversidad, el que vuelve al hermano.
Prójimo es el que en cada hombre que sufre sabe reconocer al Hombre que es Jesucristo.
Pero lo realmente importante no es saber que mi prójimo es cualquier persona que necesite mi ayuda independientemente de su raza, lengua y religión. Lo importante es aproximarnos a ellos, hacernos prójimos y tener misericordia.
“Anda y haz tu lo mismo”.






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DOMINGO 14º DEL TIEMPO ORDINARIO 
sábado, julio 3, 2010, 05:54 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 14º DEL TIEMPO ORDINARIO (4 de julio)

1ª Lectura: Isaías 66, 10-14: Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz

Salmo 65: Aclamad al Señor, tierra entera.

2ª Lectura: Gálatas 6, 14-18: Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús

Evangelio: Lucas 10, 1-12.17-20. Vuestra paz descansará sobre ellos

Concluido el año sacerdotal, nos recuerda el Evangelio que “la mies es mucha y los obreros pocos” y nos pide que “roguemos al Dueño de la mies que mande obreros a su mies”. Ante esta mies tan inmensa, el Señor solicita nuestra pobre colaboración, la de los sacerdotes, consagrados y fieles laicos; todos, por nuestro bautismo, formamos parte de este pueblo sacerdotal que tiene la misma misión que el Señor, y que la debe realizar en su nombre y con su Espíritu.
Hemos sido llamados a sembrar la paz donde estemos; a curar las heridas interiores que deja la vida, los fracasos personales, las desilusiones, las limitaciones… y el sufrimiento, la pobreza en que nos hunde la enfermedad y la ancianidad; hemos sido llamados a ayudar, a consolar, a reconciliar. Los sacerdotes y todos los cristianos, en nombre de Cristo, con nuestro testimonio y entrega, procuramos que Jesús siga siendo salud y salvación.
La misión es muy grande. El Cura Ars decía que si el sacerdote fuera consciente de la grandeza de su misión, casi no podría vivir. San Francisco de Asís decía que somos heraldos del gran rey. Es grande Aquel en cuyo nombre actuamos y la misión que nos encomienda.
Tenemos dos urgencias: la santidad personal, para que el testimonio pueda ser eficaz, y la oración sincera, permanente y humilde.
También debemos valorar mas la misión, el trabajo, la dedicación diaria, oculta, sacrificada de los sacerdotes. Lo extraordinario y admirable de la vida de cada sacerdote es que están ahí, haciendo presente la espera, el silencio, la acogida de Dios. Con su pobre palabra intentan acercar la Palabra de Dios a nuestras situaciones concretas. Celebran la Eucaristía, el perdón, el bautismo…todos los sacramentos. Con su persona hacen presente a la persona de Jesús.
Pidamos al Señor que nunca falten santos obreros para su mies.

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DOMINGO 13 DEL TIEMPO ORDINARIO (27 de junio) 
jueves, junio 24, 2010, 08:29 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 13 DEL TIEMPO ORDINARIO 27 de junio)

1ª lectura 1º Reyes 19,16ss: Eliseo se levantó y marcho tras de Elías
Elías fue un profeta modelo de fidelidad al Señor y de defensa de los pobres. La vocación de Eliseo, discípulo y colaborador de Elías, fue obra del Señor.

Salmo 15: Me enseñarás el camino de la vida

2ª lectura: Gálatas 5, 1.13-18: Vuestra vocación es la libertad
Pablo en primer lugar proclama lo que Cristo ha hecho en nosotros:”Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado (en lugar de “rescatado”) ,supone emanciparse de la atadura del judaísmo. Pero ¿para qué hemos sido liberados?.Libertad y responsabilidad van unidas y libertad y amor.
Hemos sido liberados para poder ser esclavos unos de otros por amor.

Evangelio: Lucas 9,51-62 Jesús tomo la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas.

Muchas veces recibimos invitaciones que nos interesan más o menos. Puede ser muy bueno lo que se nos ofrece, pero podemos tener otras preferencias, no nos interesa coincidir con determinadas personas, no queremos asumir ningún compromiso, no tenemos ganas…Hay muchas excusas de muchas formas.
Jesús sube a Jerusalén. No es un viaje más. Quiere terminar su misión de entrega y obediencia al Padre para nuestra salvación. Quiere pasar por Samaría, porque llegar al final es una parábola de la vida misma.

Quieren ir con El (“vamos también nosotros contigo”), pero cada uno a su manera, no en las condiciones del Maestro. Jesús nos pide: un corazón desprendido, que ame; disponibilidad para ser fieles a la llamada y ser dóciles al Espíritu que nos irá guiando; firmeza y perseverancia, ya que las propias convicciones se tambalean por miedo y falta de confianza en Dios. Cuando se escucha la llamada pasa a primer lugar, no hay que quedar atado a personas ni a cosas, todo es secundario.

Tenemos muchos peligros. Podemos hacernos nuestra propia religión, que nos haga sentirnos buenos; que nos de tranquilidad y seguridad; que nos permita funcionar desde nuestras convicciones cómodas e interesadas, sin cambiar ninguna (lo de la conversión continua no es para mí); que nos entretenga en unas celebraciones sociales “agradables” que no nos favorezcan la interioridad; que nos separa de quien nos puede crear mala conciencia; que permute las buenas costumbres con el amor comprometido y entregado.
Estamos en un tiempo en que cada uno es su propio maestro, no se tiene necesidad de cambiar nada: “se tu mismo”, “te quiero como eres” “no me arrepiento de nada de lo que he hecho”…Cuando desaparece la fe crecen todo tipo de ídolos y supersticiones.
Ni hay que aprender, ni hay que cambiar, ni hay que agradecer…
El cristiano tiene que ser discípulo, ser agradecido, vivir en actitud humilde de seguimiento…ir donde nos lleva Jesús, no reducir el evangelio a lo que yo digo, me interesa o me apetece y conviene.
El servicio del evangelio a la sociedad es cambiarla según los valores de Jesucristo, no cambar el evangelio; y ser cristiano es parecerme mas a Jesucristo.

Digamos con el salmista.”Señor, tú eres mi bien”. Sintamos la ayuda de Dios y el gozo de ser mejores con la ayuda del Señor. Deseemos cambiar lo viejo y malo de nuestra vida y condición para asemejarnos a Cristo y así encontrar el El la felicidad y la plenitud.

Hay que seguir al Señor, ligeros de equipajes para llegar hasta el final, con la fuerza de su Espíritu.

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OBOLO DE SAN PEDRO (26-27 de junio) 
jueves, junio 24, 2010, 06:48 AM - Otros
OBOLO DE SAN PEDRO (26-27 junio)

Llamamos así a las donaciones de las diócesis y cristianos católicos del mundo al Papa, para que pueda responder a las urgencias y hacer realidad sus iniciativas en la Iglesia universal. Se llama también colecta de la caridad del Papa.

Se celebra el 29 de junio o el domingo mas próximo a la solemnidad de San Padre y San Pablo.
Nació en el siglo VIII, tras la conversión de los anglosajones y hasta 1534 fue una aportación de la Iglesia de Inglaterra a la Santa Sede. Pronto se difundió por los países europeos. Fue regulada por el Papa Pío IX en la encíclica “Saepe Venerabilis.”

En 2008 la cantidad recaudada fue de 54.387.714 euros.
Entre las obras realizadas recientemente se encuentran la ciudad de los muchachos “Nazaret” en Mbare (Ruanda), el hospital de San Vicente de Paúl en Sarajevo, la aldea para huérfanos del sida en Kenia., el hospital “Redemptoris Mater” en Armenia, las actividades de la fundación “Populorum progressio” para los campesinos e indígenas de Latinoamérica y de la fundación Juan Pablo II para el Sahel.

El Papa Benedicto XVI ha dicho que esta donación es la participación mas típica de los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Además de su valor práctico es un signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos; así la Iglesia puede cumplir válidamente su oficio de presencia en la caridad universal.

Anteriormente ya tuvimos el gesto de la colecta de Pablo, en las nuevas comunidades que formaba, en favor de las pobres de la Iglesia madre de Jerusalén, como signo de comunión.

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DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO 
martes, junio 15, 2010, 05:07 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO XII DE TIEMPO ORDINARIO

1ª Lectura: Zacarías 12, 10-11: Mirarán hacia mí, a quien traspasaron.
Salmo 62: Estoy unido a ti, tu diestra me sostiene.
Gálatas 3, 26-29: De Cristo habéis sido revestidos.
Lucas 9, 18-24: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo.

Las tres lecturas evocan la estrecha relación que debe existir entre el creyente y el Señor: mirar hacia él, estar unido a él, seguirle…Porque no se trata solo de aceptar unas verdades o de bautizarse sino de llevar la misma vida de Jesús aunque muchas veces resulte difícil y doloroso.

La persona de Jesús interpelaba y no dejaba a nadie indiferente: ¿Quién dice la gente que soy yo? Es la pregunta que hizo a sus discípulos y que nos hace a cada uno de nosotros, ¿y vosotros, quien decís que soy yo?
Quien le reconoce en todo su misterio, le ama y se identifica con El, y ya solo puede vivir desde la obediencia de la fe.

Nosotros sabemos que es mas que Juan el Bautista, porque no viene a preparar el camino a nadie sino que El es el Camino para llegar al Padre y para ser persona en plenitud. Vivir su Evangelio es tener la experiencia de sentirse feliz, libre y en paz, de ver que la vida tiene sentido y destino. “Eres camino, y te recorremos”.
Nosotros hemos escuchado al Bautista decir que es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; y le hemos contemplado en la Cruz, entregado por amor; y nos hemos sentido salvados y liberados, porque sabemos que un amor tan grande vence al mal y a la muerte, y con su resurrección ha dejado abierta para toda la humanidad las puertas de la vida eterna.

Nosotros sabemos que es más que Elías u otro profeta, porque El es la Palabra definitiva del Padre al mundo y a los hombres. En su Persona, en sus palabras, en sus silencios, en sus obras; en sus prioridades, en su forma de hacer y decir, en cualquier pequeño detalle que vemos en El, se manifiesta, con un cariño inmenso, la verdad liberadora del Padre hacia nosotros, la Sabiduría de Dios, porque Cristo es la Verdad que nos hace tener una vida plena. “Eres Verdad y te creemos”.

Pedro, quien tanto le amó, respondió: el Mesías de Dios.
Dios no nos podía enviar a nadie que fuera o hiciera más que El: era su Hijo y obedeció hasta la entrega de su vida.
No vino a conquistar el mundo. Hubiera necesitado otro estilo y otras armas. Vino a transformarlo, a servirlo, a redimirlo, a elevarlo; desde dentro y por amor. “Eres Vida, y esperamos en ti”.
Por eso el Mesías tenía que sufrir tanto. “No vino a condenar al mundo, sino a que el mundo se salve por El”. “Os envío como corderos en medio de lobos”.”No sois del mundo, como tampoco Yo soy del mundo”. “El grano de trigo si no cae en tierra…para que de fruto”.”Estoy en medio de vosotros como el que sirve”…

¡Qué difícil le resultó a Pedro comprender el mesianismo de Jesús! Le quería mucho, tenía sus propios sueños humanos y a nadie gusta pasar por el fracaso. “El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho”.

A nosotros también nos resulta muy difícil ser cristianos de verdad.
Ser un poco mejores es agradable y cómodo. Hacer el bien, llena de satisfacción y tranquiliza. Dedicar un rato a la semana a Dios en la eucaristía, justifica; además, por si acaso, es el momento de pedir. Reducir determinados actos o prácticas a tradición y costumbre, no compromete. ¡Qué pena, dar la impresión de que somos unos nostálgicos, cada día menos, de unas formas de religión trasnochadas, que aportan poco y no convencen a nadie!

“¿Quién dice la gente que soy yo?”
Señor, ¿te tienen que encontrar en nosotros? Tú nos enseñaste que las palabras se comprenden desde la vida. ¿Tienen que recibir el mensaje desde el testimonio de la vida de los cristianos?

“El que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y me siga”

Señor nos pides que tengamos en primer lugar tu proyecto sobre los hombres, sobre la vida, sobre todo…por encima de nuestros proyectos personales (renunciar a nosotros mismos); que “carguemos con la cruz”, que asumamos las consecuencias, por sacrificadas y dolorosas que resulten, “cada día” , en la vida cotidiana, no solo en los grandes momentos.

Los cristianos, en el mundo, debemos hacer que resuenen, por todos los medios, la verdad y la novedad del Evangelio. Todas las causas de Cristo, que son todas las causas del hombre y de la vida, son nuestras causas. Con convicción, con sencillez, con libertad, con alegría. No hay ningún problema de los hombres, nuestros hermanos, que nos sea extraño, “todo lo que hicisteis con uno de estos mus humildes hermanos…”
“Señor, que tu diestra nos sostenga”.
Ayúdanos en el camino de la fidelidad como personas, como comunidades, como Iglesia universal “para que el mundo crea”; porque somos tus pobres y débiles testigos, porque la mies es mucha, porque nos has dado mucho, porque siempre has querido contar con nuestros escasos medios y con nuestra pobreza personal.

“El que pierda su vida por mí, la encontrará”

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