miércoles, agosto 21, 2013, 10:17 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 21º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C (25-8-2013)1ª Lectura. Isaías 66, 18-21. Traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones.
Salmo 116. Id al mundo entero y predicad el Evangelio.
2ª Lectura. Hebreos 12, 3-7. 11-13. El Señor reprende a los que ama.
Evangelio. Lucas 13, 22-30. Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Dios nos busca a todos y de todas las naciones.
Muchas veces vivimos y contemplamos la belleza de la universalidad de la Iglesia. Muy recientemente, en la JMJ de Rio, hemos visto a jóvenes de todo el mundo celebrando la fe. En nuestras celebraciones, también tenemos la alegría, de contar con hermanos de otras naciones que comparten la misma fe en el Señor y que viven las mismas exigencias de vida y de misión.
Dice el Señor en la primera lectura:” Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua…y traerán ofrendas…y yo nombraré sacerdotes y levitas de entre ellos”. La salvación, el Reino de Dios, la Iglesia…ya no es patrimonio de un pueblo o una raza, son universales; nadie debe sentirse especialmente privilegiados.
Lucas nos habla de una comunidad cristiana formada por personas de distintas procedencias y abierta a todos: “vienen de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur, a sentarse a la mesa del Señor”.
La Iglesia es universal, muy plural y una al mismo tiempo; signo e instrumento de comunión; y misionera, tiene que anunciar a Jesucristo. Llama a todos y todos encuentran en ella un lugar y una comunidad de hermanos.
En el evangelio, mientras Jesús “va caminando”, uno, (podía haber sido cualquiera de nosotros) le pregunta: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?”. Si la salvación va dirigida a todos, ¿será fácil o difícil conseguirla?, ¿de quién o de qué depende? El Señor responde: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha…muchos los intentarán y no lo conseguirán…”aunque argumenten “hemos comido y bebido contigo y has predicado en nuestras plazas”.
La salvación es gracia, pero exige opción por Cristo y coherencia de vida. Y el que opta por Cristo, abraza la cruz. El camino que nos traza el Señor a cada uno es estrecho, y lo debemos aceptar como algo que procede del Padre. Muchas veces hemos pensado que los sufrimientos, enfermedades, contrariedades de la vida…eran castigos. El autor de la carta a los Hebreos nos recuerda: “El Señor reprende a los que ama”. Todo castigo duele, pero da como fruto “una vida honrada y en paz”. El sufrimiento forma parte de la pedagogía de Dios, quien así, “fortalece nuestras manos débiles y robustece nuestras rodillas vacilantes” para que se curen nuestras deficiencias y podamos caminar rectamente en la vida.
Universalidad, apertura y exigencia personal. Misión (“id al mundo entero y anunciad el evangelio”) y aceptación de la cruz como medio de fortalecernos y renovarnos interiormente. Somos miembros de una familia con muchos hermanos, donde nuestro Padre espera que estemos a la altura del mismo Jesucristo en el ser, en el actuar, en el amar. A procurarlo.
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