sábado, agosto 2, 2014, 11:04 AM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 18º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo A. 3-8-2014.1ª Lectura. Isaías 55 1-3. Venid, comprad alimentos sin pagad. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no da hartura?
Salmo 144. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.
2ª Lectura. Romanos 8, 35. 37-39. Ninguna criatura podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo.
Evangelio. Mateo 14, 13-21. Comieron todos hasta quedar satisfechos.
El Señor, en el evangelio, nos enseña a mirar a las personas, aunque sean muchas, con afecto y compasión. Son muchos los que van por la vida, sin saber qué buscan ni hacia donde se dirigen, y nosotros podemos ser unos mas de los que no reparan en nadie, no ven, ni oyen y siguen su camino.
El Señor mira, cura, (lo suyo es aliviar y remediar toda necesidad y dolencia) sin pasar de largo de nadie.
Los discípulos se sienten abrumados ante tantos problemas y tanta pobreza y piden a Jesús que despida a la gente, antes de que sea demasiado tarde. Creen que es suficiente lo que les ha hablado.
Jesús les implica “dadles vosotros de comer”. Todos somos y tenemos algo que puede ayudar al hermano. La caridad tiene que ser creativa, se trata de devolver la dignidad y ayudar a vivir. Tenemos tiempo, capacidad de escuchar con afecto e interés, medios que nos sobran…Voz, tenemos palabras. Lo no cristiano es despedir y no ver. O justificarse con el “no puedo, me desborda”. A todos nos impresiona la acción incansable del papa Francisco con los emigrantes que llegan en pateras a Europa y con los palestinos e israelíes…y otros temas aparentemente perdidos, pero que él mantiene vivos en la opinión pública con su solicitud.
“Que se sienten y servidlos”. Y una vez más, como hace con muchas personas e instituciones, hace el milagro de dar de comer. La casa de la caridad en Valencia, los jóvenes de San José en Barcelona, muchas instituciones y familias cristianas, solo con amor, “estiran y multiplican sus medios” para llegar a muchos.
No gastemos lo que somos y tenemos en cosas inútiles, nos alerta Pablo en la segunda lectura. Así nunca se romperá la alianza de Dios con nosotros ni nada nos apartará de su amor.
No mirar números sino ver personas. No decir “no puedo, no es cosa mía”, sino echar mano de tus posibilidades personales. No mirar con frialdad o indiferencia, sino con afecto e interés. Tratar con mucho respeto a todos, especialmente a los más pobres (Jesús dice:”que se sienten”). Entonces estamos en condiciones de celebrar la Eucaristía y de que se realice el milagro total de la redención de Cristo.
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