Blog del párroco
19º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 9-8-2015 
jueves, agosto 6, 2015, 10:41 AM - Comentarios a las Lecturas
19º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 9-8-2015

1ºde los Reyes 19, 4-8. Levántate y come, que el camino es superior a tus fuerzas.

Salmo 33. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Efesios 4,30 – 5,2. Sed imitadores de Dios como hijos queridos y vivid en el amor como Cristo os amó.

Juan 6, 41-52. El pan que yo daré es mi carne para vida del mundo.

Este es el tercer domingo que leemos el capítulo 6 del evangelio de San Juan, el discurso del pan de vida.

Jesús se fija en las murmuraciones de la gente ante sus palabras. Les resulta difícil creer que “él es el pan bajado del cielo”, y más difícil porque conocen sus orígenes humanos, saben quién es su padre y su madre. Les resulta difícil contemplar su dimensión divina.

Jesús insiste: “Yo soy el pan de la vida”. Jesús no viene a darnos nada material, sino que se nos da él mismo, su vida, que es vida para siempre. Y el signo es la eucaristía, el pan y el vino, su cuerpo y su sangre.

Pero este se acoge desde la fe. Siempre ha sido difícil para las personas comprender, acoger, aceptar… ¿creer?

La fe supone mirar a Jesús de otra manera, con admiración, con gratitud, con mucho amor. Entonces el viene a nosotros en su palabra, su palabra es la verdad. “Yo soy el pan de vida”, la vida es Jesús, y para siempre. Se tiene vida si se es como él.

Ya no hay dudas ni discusiones, ni hacen falta más razonamientos: solo Jesús es la vida eterna.

En la primera lectura Elías está a punto de desfallecer; Dios le invita a levantarse, comer, le da nuevas fuerzas…y hacia adelante.
Pablo en la segunda lectura nos trasmite un mensaje lleno de vida: “desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados, los insultos y toda maldad…sed imitadores de Dios…vivid en el amor…como Cristo que se por vosotros como oblación y víctima de suave olor”.

Fe en Cristo, en su persona, en su vida. La fe en el Señor destierra el peligro de vivir centrados solo en nosotros y para nosotros mismos y de de experimentar el vacío, la parálisis y la falta de fuerzas y de horizontes.

La fe es la forma superior de conocimiento, que se apoya en la luz y la sabiduría de Dios. Hay que vivir en coherencia con ella para que no se pierda ni se disipe.

La Eucaristía vivida y celebrada exprese, alimenta y acrecienta la fe.




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18º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. 2-AGOSTO-2015. Ciclo B 
sábado, agosto 1, 2015, 09:40 AM - Comentarios a las Lecturas
18º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 2-agosto-2015.

Éxodo 16, 2-4. 12-15. Yo haré llover pan del cielo.

Salmo 77. El Señor les dio pan del cielo.

Efesios 4, 17. 20-24. Cristo os ha enseñado a abandonar vuestra anterior forma de vivir y a renovaros en la mente y en el espíritu.
Juan 6, 24-35. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed.

En las dificultades y problemas de la vida, tenemos tendencia a echar la culpa a Dios. Es con quien nos enfadamos, y dejamos la práctica religiosa, creo que es una excusa, cuando sufrimos alguna contrariedad, enfermedad o muerte de un ser querido, “nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad”. Pero el Señor dijo a Moisés y nos sigue diciendo: Yo haré llover pan del cielo para que el pueblo viva.

En la segunda lectura Pablo nos plantea una cuestión muy actual: vivir en la diversidad. Éfeso es una ciudad asiática muy cosmopolita, como ahora cualquier ciudad nuestra, con personas de diferentes razas, religiones, culturas…El apóstol nos invita a no fundirnos ni diluirnos, sino a vivir “como hemos aprendido de Cristo”, a dejar el hombre viejo, y a renovarnos en justicia y santidad verdadera.

Y en el evangelio Jesús nos explica el signo de la multiplicación de los panes y los peces. Nos llama la atención que la gente buscaba a Jesús por interés; muchas veces nos piden lo que nosotros, la iglesia, no consideramos lo principal que debemos dar:”me buscáis porque habéis comido pan hasta saciaros”. Hay que buscar a Cristo, él es la vida y las obras que debemos hacer es lo que él nos pide.

Hoy es urgente visibilizar el evangelio en una cultura en la que se elimina todo lo que puede hacer presente y referir a Dios, con la autenticidad y santidad de la vida cristiana y el incuestionable testimonio de la honradez y de la caridad real.

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16º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 19-7-2015 
domingo, julio 12, 2015, 04:10 PM - Comentarios a las Lecturas
16º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 19-7-2015

Jeremías 23, 1-6. Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores.

Salmo 22. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Efesios 2, 13-18. El es nuestra paz, el ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.

Marcos 6, 30-34. Andaban como ovejas sin pastor

Hoy, en pleno verano, el Señor nos invita a los pastores a descansar y a recuperarnos del desgaste que supone el trabajo diario, las dificultades encontradas, la vida en general: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”.

En la lectura de Jeremías el Señor se dirige a los pastores y los invita a ser buenos: que amen a las ovejas y no quieran que sufran, que estén cerca de ellas y se identifiquen con sus problemas. El buen pastor acompaña, sirve, media y defiende. El buen pastor tiene que identificarse con el Señor y actuar como él. Servir al pastor es servir a Cristo.

El salmo 22 nos describe el ser, la misión y la actuación de Jesús para con nosotros. ¡Cuánta riqueza encontramos el él llevado a la oración! ¡y cuánto consuelo!. El Señor es el único pastor.

Marcos nos presenta a los apóstoles cansados, agobiados y desanimados a la vuelta de la misión. Jesús los cuidó, deseando que descansaran, hablaran y lo hicieran en comunidad. ¡Qué necesario es que los sacerdotes tengamos espacios de fraternidad y confianza donde compartir sufrimientos, desaciertos y satisfacciones personales! Muchas veces la soledad hace que las dificultades aumenten de tamaño y nos terminen aplastando! No puede haber sacerdotes no queridos y ayudados por sus comunidades, aislados del presbiterio y no atendidos por sus pastores.

Las comunidades hoy son multirraciales y multiculturales, con formación y costumbres muy diversas. También se acercan a las parroquias muchas personas solas y con “heridas” provocadas por la vida: “Ovejas sin pastor”. Es necesario que las comunidades sean acogedoras y encontremos en ellas lugares donde encontrar ayuda, donde nos sintamos escuchados y ayudados, podamos compartir y servir y encontremos descanso en la fraternidad y en la celebración.


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15º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 12-7-2015 
jueves, julio 9, 2015, 07:22 AM - Comentarios a las Lecturas
15º DOMINGO DURANTE EL AÑO. Ciclo B. 12-07-2015

Amós 7, 12-15. Ve y profetiza a mi pueblo.

Salmo 84. Muéstranos, Señor tu misericordia y danos tu salvación.

Efesios 1, 3-14. Nos eligió en la Persona de Cristo, antes de crear el mundo.

Marcos 6, 7-13. Los fue enviando.

Hoy la palabra de Dios nos envía a ser misioneros. Hemos conocido a Jesús, hemos estado con él, hemos escuchado su mensaje, lo debemos trasmitir.

Amós no era profeta ni hijo de profetas, era pastor y cultivador de higos, y fue enviado a profetizar al pueblo de Dios.

La carta a los hebreos nos recuerda que hemos sido elegidos, desde antes de la creación del mundo, para ser santos y enviados. La santidad y la misión son la razón de nuestra vida.

Enviados ¿a qué? A anunciar a Jesús, la Buena Noticia del amor de Dios. A anunciar cómo es él, cómo vive él, qué quiere él, cual es su proyecto sobre el mundo y sobre la vida. La Iglesia tiene el poder de Jesús para actuar como él.

La Iglesia vive la prolongación del ministerio de Jesús. Jesús llama a gente sencilla y quiere que la misión sea sencilla y austera para que brille lo fundamental y no nos entretengamos en otras cuestiones: ligeros de equipaje, no cargar con estorbos, no buscar otros intereses.

El rechazo es posible. El Señor también lo sufrió, en su pueblo, en su familia, ante las autoridades religiosas de su tiempo; pero esto no nos ha de sorprender ni desanimar.

La fuerza del mensaje está en su verdad transformadora, en la fuerza del espíritu que nos impulsa, sostiene y orienta.

El mensajero debe ser trasparente y santo. No un obstáculo, sino un medio útil; pero siempre está el misterio de la aceptación por parte de quien lo recibe. La libertad personal nos puede cerrar a la acción de la gracia.
No obstante hay que seguir. Jesús no se cansaba de consolar, curar, predicar. El mundo está muy cerrado a la acción de Dios. Hay que seguir con el testimonio de la misericordia. Dios nunca se rinde ni abandona, la Iglesia, tampoco.

En toda ocasión, con el espíritu de Jesús, a llevar la salvación a los pobres.


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DOMINGO 14º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 5-07-2015 
viernes, julio 3, 2015, 12:15 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO 14º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo B. 5-07-2015

Ezequiel 2, 2-5. Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.

Salmo 122. Misericordia, Señor, misericordia.

2 Corintios 12, 7b-10. Presumo de mis debilidades, así residirá en mí la fuerza de Cristo.

Marcos 6, 1-6. No desprecian a un profeta más que en su tierra.

Jesús no pudo hacer en su pueblo ningún milagro. Sus paisanos conocían sus orígenes humanos: “el hijo del carpintero, de María, sus parientes son…” Tampoco entendían de donde podía sacar su sabiduría y poder. “Es como nosotros, y nosotros no podemos” es el razonamiento de los mediocres.

Es difícil entender que Dios actúa en la normalidad, en lo pequeño. Les resultaba difícil aceptar que aquel, a quien habían visto crecer, pudiera ser el salvador del mundo. No aceptar la grandeza del otro nos empequeñece.

¿Era por envidia? La fe es aceptar también el estilo de Dios y sus tiempos. Muchas veces, con nuestras opiniones y prejuicios, no dejamos a Dios ser Dios.

Hay un dicho popular que dice que “el santo, cuanto más de lejos (y yo añadiría, (cuanto más raro), mas milagroso”. ¡Cuántas veces nos cuesta reconocer el valor y los méritos de personas cercanas que hacen verdaderos actos extraordinarios, con su generosidad, autenticidad, sacrificio…cada día, sin darle importancia! Qué pena que Jesús no pudiera hacer entre los suyos ningún milagro. En una ocasión lo recogieron sus familiares porque decían que no estaba bien de sus cabales. Hoy les vemos juzgándolo, porque no comprenden lo extraordinario de su persona y de sus obras. Es difícil conocer en profundidad a quien tienes tan cerca.

¿Nos ocurre también a nosotros algo similar entre los que tenemos cerca?. En estos tiempos, muchas personas ni ven el testimonio de los suyos ni escuchan sus palabras, buscando pretextos para seguir otras ideas, sin valorar el tesoro de la fe recibida. ¡Cuánto rechazo tácito o explícito entre los nuestros, cuando se trata de cuestiones de fe y de moral!

En la primera lectura hemos escuchado que el pueblo tampoco hacía caso a Ezequiel, pero Dios le dice que siga predicando, que no pare. En el evangelio hemos visto que Jesús tampoco se desanimó, sino que siguió por otros pueblos anunciando el reino de Dios.

Pablo nos recuerda que la fuerza se realiza en la debilidad, y que cuando se siente débil, entonces es fuerte, porque su fortaleza es la de Dios. En la dificultad debemos crecernos.

Hoy los cristianos y sacerdotes, en este momento cultural, estamos un poco perdidos y desanimados cuando experimentamos el poco caso que se hace al mensaje de Jesucristo, a la educación recibida en las familias, en las parroquias… El mensaje no es escuchado. Lo que ofrecemos no es aceptado. Se prescinde de todo lo cristiano. ¿Por qué está desfasado…inventado por la iglesia…porque es un mensaje interesado…? Se está aceptando con normalidad el vivir al margen de los valores evangélicos y no se ve el final de todo esto.

Hemos de seguir trabajando. No hay que dejar de hacer lo que se debe hacer. La gente va y viene. Unas veces tenemos fracasos, otras veces las pruebas no son tan duras, pero hay que mantenerse fieles y en el lugar que a cada uno corresponde. Hay que exponer el Santísimo, celebrar la Eucaristía, estar disponibles para la acogida, escucha, confesión…atender a los pobres…aunque vengan pocos y tengamos escasos recursos. Hacer presente el amor misericordioso de Dios que nos busca y espera siempre.

Dios siempre nos dará oportunidades nuevas para encontrarse con nosotros y cambiarnos el corazón.

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