jueves, noviembre 1, 2012, 09:30 AM - Otros
HALLOWEEN (2012)Hoy nos hemos despertado con la triste noticia del fallecimiento de tres jóvenes y del estado crítico de dos más, como consecuencia de un aplastamiento en una avalancha de gente en el Madrid Arena de la capital de España. Parece que alguien tiró una bengala en un pasillo. El lugar tenía un aforo de 10.000 personas, pero parece que habría más gente, como suele ser normal. Ya hemos rezado por ellas y por sus familiares y amigos. Que lamentable que puedan ocurrir estos accidentes.
Halloween es una fiesta de origen celta propia de EE.UU, Canadá, Irlanda, Reino Unido; parece que también se celebra en México y Colombia. Aquí se ha implantado con gran facilidad. Para los niños del catecismo, Todos los Santos es Halloween. Ya lo han celebrado en los colegios y el ambiente de alrededor favorece los disfraces y otras acciones.
Nosotros, los católicos celebramos el 1 de noviembre la Solemnidad de Todos los Santos, fiesta muy luminosa, llena de gratitud y de alegría; la fiesta de todas las personas buenas, fieles a Jesucristo y a su conciencia, muchas las hemos conocido y han sido muy cercanas a nosotros. No recordaremos sus nombres, pero están con el Señor. Ellos son quienes desde el silencio, la fidelidad y la perseverancia, el trabajo y su sentido de la justicia, escriben las mejores páginas de la historia y llenan de humanidad y verdad la vida.
El día 2 de noviembre celebramos la Conmemoración de Todos los Fieles difuntos. La muerte no nos arrebata para siempre a quienes nos han querido y llevamos en el corazón. Por la oración vivimos la comunión de los santos. Ellos interceden por nosotros, nosotros les manifestamos nuestro amor con oraciones y ofrendas. Son fiestas de vida, de cariño, de gratitud. No hay brujas, sangre ni aquelarres. No hay que emborracharse, disfrazarse ni enajenarse. Conmemoramos porque no queremos perder todo lo mejor que hemos recibido.
Me produce tristeza el que cambiemos nuestras costumbres y celebraciones por otras que nunca han sido nuestras. Si olvidamos lo que somos no seremos nada. Esto nos está pasando en muchas cosas y el resultado es arrancar las raíces y no tener horizontes y ni metas. Vivir de lo inmediato es vivir a merced de la improvisación y estar perdidos.
En mi infancia iba al cementerio con mis padres estos días y visitábamos la tumba de los familiares y amigos. Rezábamos ante las tumbas y depositábamos alguna flor. Era un día de mucho cariño. No tenía ningún miedo. Recordaba que a los nuestros no los habíamos perdido y que también mi destino era el cielo. Aquello me ayudaba a vivir.
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