Blog del párroco
SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS (1-1-2013) 
lunes, diciembre 31, 2012, 10:57 AM - Comentarios a las Lecturas
SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS (1-1-2013)

1ª Lectura. Números 6,22-27. Invocarán mi nombre sobre los israelitas y los bendeciré

Salmo 66. El Señor tenga piedad y nos bendiga

2ª Lectura. Gálatas 4, 4-7. Dios envió a su Hijo nacido de una mujer.

Evangelio. Lucas 2,16-21. María meditaba todas estas cosas en su corazón.

Empezamos el año civil con tres conmemoraciones importantes: la octava de Navidad, la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y, desde el año 1968, por voluntad de Pablo VI, la Jornada Mundial de la Paz.

Este día está especialmente lleno de felicitaciones y de buenos deseos, “¡Feliz y próspero año nuevo!”, felicitación que en el salmo 66 expresamos en forma de oración: “El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros, nos conceda la paz”. La bendición es protección y deseo de que nos colme de bienes; la luz es muy necesaria en la vida para caminar sin tropezar, elegir sin equivocarnos, ver y disfrutar de todo lo que la vida ofrece; y la paz, la interior, la familiar, la social, en todo el mundo. Luz y paz.

Pero este primer día del año es una fiesta de María. Es la fiesta más antigua de la Virgen. En el corazón de la Navidad, después de contemplar el misterio del Hijo, contemplamos a la Madre. Los orientales, a esta fiesta la llaman “felicitaciones a María” porque cuando un niño nace, también se felicita a su madre. El objeto de esta fiesta es contemplarla en su relación con Cristo: es Madre de Dios hecho hombre. Llamar así a María es confesar la fe en su Hijo, verdadero Hijo de Dios. El concilio de Éfeso la llamó así, porque es Madre de la única persona que hay en Cristo y que es divina.

El evangelio de hoy nos dice que “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. María es una mujer de vida interior, de silencio, de reflexión, de contemplación. Este año de la fe María nos enseña que para poder llegar a una vida de entrega y fidelidad hasta el sacrificio y hasta el final, es necesario cuidar la intimidad y madurar en las actitudes de fe.

El Papa Benedicto XVI el lema que ha escogido para este día es “Bienaventurados los que buscan la paz”. El papa Juan XXIII en su encíclica Pacem in terris escribió que los cuatro principios fundamentales para conseguir la paz son: 1) la verdad, como fundamento de la justicia; 2)la justicia, como marco de la paz; 3)el amor, como motor de la paz; y , 4) la libertad, como clima de la paz. Buscar la paz es vivir en la verdad, trabajar por la justicia, vivir desde el amor y propiciar y defender la libertad.

La paz se trabaja, se construye. Primero se consigue en uno mismo. No se negocia ni se llega a ella por acuerdos. Para nosotros la paz es Jesucristo, ser como Él, María nos lo trae. Ser instrumento de paz es trabajar por la fraternidad y la reconciliación. En la Misa, antes de la comunión nos damos un signo de Paz para comprometernos, ante la comunidad de que si vamos a recibir a Cristo que es nuestra paz, debemos procurarla socialmente.

Pedir por la paz, en las conciencias, en las familias, en la sociedad española tan crispada, en el mundo. Procuremos y pidamos que este próximo año sea mejor, las relaciones entre las personas sean más respetuosas, desaparezca tanta violencia destructora, hay trabajo digno y remunerado. Con María, Madre de Dios, empecemos un nuevo año en la paz del Señor.


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LA SAGRADA FAMILIA (30-12-2012) 
viernes, diciembre 28, 2012, 05:04 PM - Comentarios a las Lecturas
DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA (30-12-2012)

1ª Lectura. Eclesiástico 3, 2-6.12-14. El que honra a su padre alcanza el perdón de sus pecados, el que respeta a su madre amontona tesoros.

Salmo 127. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.

2ª Lectura. Colosenses 3, 12-21. Revestíos del amor que es el vínculo de la perfección.

Evangelio. Lucas 2, 41-52. Jesús crecía en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres.

Celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia dentro de la octava de Navidad para subrayar el realismo de la encarnación: Dios se ha hecho hombre en el seno de una familia como cualquier otro niño; ha necesitado a una familia que le cuidara, le alimentara, le protegiera; que le enseñara a amar, a hablar, a rezar. Jesús ha formado parte de una familia como todos nosotros.

El evangelio nos presenta a Jesús, de doce años, todavía un niño, actuando como si fuese adulto: “tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre”. Ya se presenta como el Hijo de Dios: lo esencial de su vida será conocer y entregarse a la voluntad de su Padre, cumplir la misión para la que ha venido al mundo. Luego seguirá en Nazaret, vida discreta y oculta, de silencio, trabajo y obediencia, hasta que comience su vida apostólica a los treinta años.

La familia de Nazaret es un espejo donde mirarse cada familia y cada comunidad cristiana, donde se conjugan “comunión en el amor” y “misión”. Cada uno respeta profundamente el misterio que se da en la vida del otro: José respeta el silencio de María; María valora la confianza y la dedicación de José; los dos contemplan al Niño, le cuidan, y muchas veces, sin llegar a comprenderlo todo, porque el Niño les sobrepasa, le acompañan en la realización de la misión que el Padre le ha encomendado. Y el Niño crecía, en edad sabiduría y gracia, mientras José y María, guardaban palabras y acciones de Jesús en su corazón.

Los cristianos debemos cuidar nuestras familias con mucho cariño y dedicación; son comunidades de amor y de vida, donde debe haber mucho respeto y mucha entrega; es donde cada persona nos sentimos queridos, valorados, protegidos…donde vamos creciendo y abriéndonos a los demás; allí aprendemos qué es la gratuidad, porque lo recibimos todo, y a convivir con los demás, porque formamos parte de una comunidad y ni estamos solos ni somos el centro. En la familia aprendemos, en primer lugar, lo que respiramos (la serenidad, el cariño); después lo que vemos (qué importante es el ejemplo) y finalmente lo que nos enseñan, dicen y nos razonan y explican; al conocernos a cada uno con nuestras peculiaridades, se nos da el tiempo que cada uno necesita, se utiliza con cada uno el tono adecuado y se nos urge y exige según la edad y circunstancia en la que nos encontramos. Es la escuela de los aprendizajes esenciales: el amor, la palabra, la convivencia, la generosidad, la dignidad, el respeto a los demás, la verdad…

También es la Iglesia doméstica donde nacemos a la fe. Conocemos a Dios como a Alguien de nuestra familia; oramos desde que aprendemos a hablar; contamos con Él desde que comenzamos a sentir la presencia de los demás en nuestra vida. La familia es la comunidad más esencial en la trasmisión de la fe, porque solamente los que nos aman tienen la llave para entrar en nuestro corazón y en nuestra conciencia.

Para afrontar la tarea de formar nuestra familia, de crear nuestro hogar hace falta la madurez que da la bondad, el amor y la fe.
Necesitamos mirar a la familia de Nazaret y aprender de sus virtudes. Dedicarnos a nuestras familias como el principal reto que tenemos en nuestras vidas. Su realización no es un éxito individual ni personal sino una meta a la que se llega comunitariamente y que procura la perfección y la felicidad de todos.

Que Jesús, María y José nos enseñen y ayuden en estos tiempos en los que la familia ha sido tan poco considerada y valorada; donde la falta del verdadero amor ha sido la causa de tantas rupturas, violencias y sufrimientos; donde en lugar de vivir para los otros se les ha querido utilizar para el propio interés; donde la falta de fe ha puesto como ideales y metas en la educación, la codicia y el materialismo; donde al otro no se le ha mirado como un don, sino como una carga; donde los problemas y dificultades no han sido consideradas exigencias de mayor entrega personal sino motivos de rupturas y abandonos.

El ser humano cuando no ama, se siente pobre; y cuando carece de una comunidad de referencia se encuentra perdido.

Hemos recibido el regalo de nuestras familias y la tarea de crear unas nuevas, para que sean presencia del amor de Dios en el mundo e instrumentos del Señor en la trasmisión de la vida. Formamos parte de la gran familia que es la Iglesia y la comunidad humana. Que la familia de Nazaret nos ayude a corresponder a todo lo que hemos recibido.

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NAVIDAD. MISA DEL DIA (25-12-2012) 
lunes, diciembre 24, 2012, 06:49 AM - Comentarios a las Lecturas
NAVIDAD. MISA DEL DÍA (25-12-2012)

1ª Lectura. Isaías 52, 7-10. ¡Qué hermosos los pies de los mensajeros que anuncian la paz!

Salmo 97. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

2ª Lectura. Hebreos 1, 1-6. Dios nos ha hablado por su Hijo.

Evangelio. Juan 1, 1-18. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

Navidad es tiempo de escuchar, de contemplar y de dejarnos trasformar. Este Niño que ha nacido, ya existía desde siempre junto al Padre, es la Palabra, que viene a nosotros para realizar el plan previsto por el Padre: “En el principio ya existía la Palabra”.

Esta Palabra “se ha hecho carne” se ha hecho semejante a nosotros, compartiendo nuestras pobrezas y debilidades, menos el pecado. En los prefacios de Navidad diremos “engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida mortal” y “al revestirse de nuestra frágil condición humana, nos hace a nosotros eternos”. Jesús es Palabra y Sabiduría del Padre que quiere establecer con el hombre un diálogo en lo más profundo de sí mismo para llenarnos de su luz, de su verdad, de su vida.

Esta Palabra “acampó” entre nosotros, ha montado su tienda, es alguien nuestro, compañero de camino. Dios es muy íntimo, es Palabra que llega al corazón y a las entrañas; y muy comprometido, echa raíces, se compromete con el hombre, con sus dolores y sufrimientos. Nada nuestro le es extraño.

Tenemos la responsabilidad de acogerle y de dejarle echar raíces en nuestra vida. No se conforma con una relación superficial. El pone mucho amor y espera respuesta de toda la vida. El cristiano tiene que configurarse desde la Palabra, dejar de ser otras cosas y comprometerse con el proyecto de Cristo, con su causa, con el Evangelio; también nosotros tenemos que echar raíces en la causa del hombre.

“Y a quienes le recibieron les da la posibilidad de ser hijos de Dios si creen en su nombre”. Aquí comienza la vida nueva del creyente, la vida espiritual está en esta trasformación en Cristo. “Hemos visto su gloria”, en Belén y en la Cruz, en los caminos de Galilea curando, perdonando, consolando, predicando… donde se manifiesta su amor. Y creemos en él.

La fe nos hace testigos y mensajeros del Señor “qué hermosos los pies del mensajero que anuncia la paz”, la paz que es Jesucristo, en quien hemos escuchado la Palabra de salvación del Padre.

La Palabra que es Jesús no confunde, no aturde, no es promesa vacía. Es Palabra encarnada en Belén y entregada en Getsemaní. Es palabra de fiar, llena de amor y de vida. Es verdad, es Palabra que salva. Es Palabra para ser escuchada y seguida. Es palabra que convence e ilumina. ¡Vivamos de esta Palabra!

Contemplemos el misterio de la Encarnación. No nos contentemos con un acercamiento sensible y superficial. “De su plenitud todos hemos recibido”. Acoger la Palabra pone en nosotros una dinámica nueva que supone escuchar, acoger y entregarnos comprometidamente a la causa de los que mas sufren, eso es vivir siendo fieles a la Palabra encarnada


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MISA DE MEDIANOCHE. (24-12-2012) 
domingo, diciembre 23, 2012, 11:55 PM - Comentarios a las Lecturas
NAVIDAD. MISA DE MEDIANOCHE

1ª Lectura. Isaías 9, 2-7. Un hijo se nos ha dado.

Salmo 95. Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.

2ª Lectura. De S. Pablo a Tito 2, 11-14. Ha aparecido la gracia de Dios para todos los hombres.

Evangelio. Lucas 2, 1-14. Hoy os ha nacido un Salvador.

Es Nochebuena porque celebramos el Nacimiento del Señor, su presencia en medio de nosotros; en el credo confesamos: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo”.

Esta es la noticia que en la primera Navidad escucharon los pastores. Y es, la gran noticia, que en esta noche escuchamos tambien nosotros: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor; y aquí tenéis la señal, encontrareis un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”.

Dios se ha hecho hombre y quiere iluminar nuestras tinieblas; su Palabra se hace vida, y en ella encontramos el ejemplo y el camino para realizarnos como personas, ser felices y hacer el bien.
Dios se ha hecho hombre y así eleva nuestra dignidad, ya que es uno de los nuestros. El, que nos creó a su imagen, hoy se ha hecho a nuestra imagen; se hace hombre para que nosotros seamos dioses. Cristo, imagen del Padre es manifestación de nuestra dignidad de hijos.

Y este anuncio se hizo a los pastores, a los pobres que velaban en la noche. Y se llenaron de luz, de alegría, de deseos de compartir y de necesidad de adorar. Hoy se nos hace a nosotros, ¡tan necesitados de buenas noticias! que podemos vivir inmersos en otras muchas sombras y oscuridades.

Cuando el hombre prescinde de Dios, camina en la oscuridad. La fe nos hace ver en la sombra y comprender en la distancia. El nacimiento del Señor también aviva nuestra esperanza, convirtiéndola en una fuerza que nos ayuda a superar dificultades del camino, nos hace resistentes a las dificultades y nos permite alcanzar todas las metas. La Navidad es un mensaje de amor que nos llena de vida y nos impulsa a amar. Sin amor no sería posible la vida.

Este Niño nos ilumina y nos desconcierta un poco. En Él todo es amor, pero su estilo (el silencio, la sencillez, la pobreza, la paz…) no es el que nos parece más eficaz para competir y triunfar en este tiempo. Podemos pensar que es más eficaz ser duro, que justo y solidario; y que es más importante hablar fuerte y desde foros importantes que decir la verdad; y que está justificado sacrificar lo que sea necesario en función de la propia ganancia, placer o éxito personal. En este Niño encontramos la Verdad de Dios, él es la Verdad.

Hoy necesitamos contemplar el misterio: Nace Dios, se reviste de humanidad, para que formemos parte de su familia, por puro amor. Y esto lo entendieron los pobres. “A cuantos la recibieron (a la Palabra), les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre” (Jn 1, 12).

Contemplar quiere decir admirarnos, agradecer y dejarnos penetrar de este amor, para que toda la luz que es este Niño, nos transforme interior y exteriormente y nos haga semejantes a él.

Este Niño viene a proclamar el valor de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte; a ser la voz que defiende a los pequeños y a los pobres de la tierra; a urgirnos a vivir amando a los demás; nos grita desde el silencio que hay que hacerse pequeño, humilde, para comprender las cosas importantes; y que hay que salir de uno mismo para ser felices.

Volver a ser como un niño no es ir hacia atrás; ni es signo de debilidad; es recuperar lo más puro y noble, lo más auténtico de la vida humana.

En Navidad, el mismo Dios, muy pequeño y muy al oído nos dice que pongamos mas corazón en todo, que miremos con una mirada más limpia, que nos interese mas la felicidad de las personas, que no tengamos miedo a acercarnos a los demás haciéndonos pequeños, en silencio, para no atropellar, para no violentar, para no molestar…

¡Feliz y santa Navidad!

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FIESTAS DEL TIEMPO DE NAVIDAD 
domingo, diciembre 23, 2012, 11:21 PM - Otros
FIESTAS DEL TIEMPO DE NAVIDAD

Estos días contemplamos a Dios que nace entre nosotros, que viene a nuestro mundo y comparte nuestra vida. Nunca nadie ha dignificado tanto al hombre como Dios, quien, por puro amor, ha compartido con nosotros su condición divina y, así, cada persona, tiene la misma dignidad que Dios.

24 de diciembre: Nochebuena. Después de la cena familiar nos reunimos en el templo, con otros muchos cristianos para celebrar la misa del gallo, la misa del Nacimiento del Señor. Queremos adorar al Niño junto a María y José. Queremos acudir con los pastores a ofrecer al Señor algo de lo que somos y tenemos. Hemos escuchado la Buena Noticia del ángel, “Os ha nacido un salvador”, la mejor noticia que se nos puede trasmitir y queremos que nos alegre el corazón y nos haga renacer la esperanza. En Nochebuena se hacen presentes los mejores sentimientos, los más dulces recuerdos, las añoranzas más llenas de amor… porque este Niño hace que aparezca lo más veraz y noble que hemos vivido y aun queda en nuestro interior.

25 de Diciembre: Navidad. La Palabra se hizo carne, habitó entre nosotros y hemos visto su gloria. Hoy es día de contemplación. A quienes le recibimos nos da la posibilidad de ser hijos de Dios. Acoger, agradecer, corresponder, dejarnos transformar. ¡Oh maravilloso intercambio, Dios se hace hombre para que nosotros podamos compartir su naturaleza divina!.

30 de Diciembre: La Sagrada Familia. El Niño necesitó de la mediación de una familia porque fue semejante a nosotros en todo menos en el pecado. Allí aprendió, creció, lo educaron. Hoy rezamos por las familias, que sean comunidades de vida y amor. Escuelas donde se aprende todo, también a convivir, ceder, contar con los demás, servir. Iglesia, donde se conoce a Dios , se trasmite la fe, se aprende a rezar. Que nuestras familias se parezcan a la Familia de Nazaret.

1 de enero: Santa María, Madre de Dios. A los ocho días de la Navidad ponemos los ojos en aquella que hizo posible con su fe y entrega personal el que fuera a delante el proyecto de Dios. El concilio de Éfeso la proclamó Madre de Dios, porque es Madre de la única persona que hay en Cristo y es divina. Es el título que el pueblo cristiano utiliza con más cariño para dirigirse a la Virgen. La celebramos, le agradecemos, la queremos imitar en su fe y entrega llena de valor y de amor. Madre, Maestra y compañera nuestra. También es la jornada por la paz, “bienaventurados los que trabajan por la paz”, y el comienzo del año civil. Todos nos deseamos la paz, la prosperidad material y espiritual. Agradecemos a Dios el año nuevo como ocasión de crecer en santidad y de hacer el bien.

6 de Enero: Epifanía del Señor. Unos magos hacen un largo camino guiados por una estrella. Dios quiere ser conocido y amado por todos, en los magos están presentes todas las razas y todos los pueblos. Los Magos llevan regalos que Jesús acepta, porque quiere que aprendamos a ser generosos, acogedores y agradecidos. Dios quiere que en las noches de la vida, busquemos siempre la estrella que nos guie y nos lleve a la fuente de la luz que es Jesús y su evangelio. La noche de la cabalgata de Reyes es noche de muchas ilusiones: alguien ha pensado en nosotros, ha recorrido un largo camino, se ha postrado y nos ha regalado. En las noches hay que llegar a Jesús, él es la estrella.

13 de enero: Bautismo del Señor. Ha pasado treinta años en Nazaret y Jesús ya es adulto. Treinta años de silencio; Jesús se pone en la cola de los pecadores para ser bautizado por Juan, él, “el autor del Bautismo”. Su mesianismo será de servicio. Lo presenta su Padre, “mi Hijo amado” y el Espíritu se posó sobre él y ya siempre permaneció en él. Y comienza el nuevo tiempo al anunciar la Buena Noticia. Es día de pensar en nuestra condición de bautizados: hemos sido consagrados, ungidos por el espíritu para, con el mismo espíritu que Cristo, para llevar adelante su misma misión. Con Jesús el reino ya ha comenzado.

Navidad, tiempo de Dios que lo transforma todo. Dejémosle nacer en el corazón y que trasforme nuestras vidas.

¡Feliz Navidad 2012!

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