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SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARIA. 19-03-2015 
martes, marzo 17, 2015, 10:42 AM - Comentarios a las Lecturas
SAN JOSE, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA. 19-03-2015.

1ª Lectura. 2º de Samuel 7, 4-5ª. 12-14ª. 16. El Señor, Dios, le dará el trono de David, su padre.

Salmo 88. Su linaje será perpetuo.

2ª Lectura. Romanos 4, 13.16-18.22. Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.

Evangelio. Mateo 1, 16.18-21.24a. José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.

El prefacio de la misa de San José dice: “El es el hombre justo, que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios; el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia, para que haciendo las veces de padre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo”.

En la oración “colecta” de la fiesta decimos que el Padre entregó “los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José” y pedimos por su intercesión, que ahora explícitamente nombramos en las plegarias eucarísticas, “la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a su plenitud en su misión salvadora”. Y en la oración sobre las ofrendas pedimos servir al altar con un “corazón puro” como San José.

La Iglesia y todos los cristianos tenemos un cariño muy especial a San José; muchos santos le han tenido gran devoción. Santa Teresa de Jesús lo tenía como especial intercesor, porque se lo concedía todo. Su sencillez, su discreción, su humildad…

La liturgia le califica de “hombre justo” y de “servidor fiel y prudente” que se entregó con un corazón “puro”. El hombre justo es el que sigue en primer lugar el plan de Dios, antes que su propio proyecto personal; quien confía en Dios más que en sí mismo.

El Padre, cuando eligió a José y a María, prefirió su fe y entrega a otras cualidades; los dos lo dejaron todo para entregar todo lo que eran a la misión que el Padre les proponía; y lo hicieron “fielmente”, sin desviarse y hasta el final, con pureza interior, con un corazón trasparente y no dividido; sin palabras, en la sombra, en función de Cristo.

José y María supieron “guardar”, los primeros misterios de la salvación de los hombres y todos los detalles que vivieron con Jesús, en su memoria y en su corazón.

¡Cuánto amor darían a Jesús! Y… ¡cuánto se dejarían amar por él! La familia de Nazaret pudo vivir tantas cosas y entre tantas dificultades porque les unía su deseo de fidelidad a Dios Padre y porque se tenían mucho amor.

San José es modelo de creyente porque sirvió a Dios donde le pidió, en la entrega a su familia; es modelo de esposo, porque amó a María, con un corazón fiel y puro, y permaneció junto a ella, entregados los dos a su Hijo; y es modelo de Padre porque le dedicó a Jesús, con mucho amor, su tiempo y su vida, lo entroncó en la historia de Israel y en sus tradiciones y le enseñó muchas cosas; no es padre que por dinero u otras ocupaciones abanara a su hijo. Creó con María una familia que fue hogar, escuela y templo.
No sabemos lo que pensará San José desde el cielo cuando contemple nuestras fiestas con tanta pólvora, flores, ruidos, trajes, monumentos irónicos, forasteros que nos visitan, música… Sonreirá y le pedirá a Jesús y a María: que la pólvora lleve a los valencianos al incienso de la adoración a Dios y el respeto a las personas; que sus flores mas fragantes sean las obras de caridad en un tiempo de tanta pobreza; que los únicos ruidos sirvan para denunciar las injusticias y corrupciones y que amen el silencia para escucharse entre ellos y escuchar a Dios; que se revistan de dignidad, honradez y justicia; que saquen de ellos mismos sus defectos y pecados y los “quemen” en la conversión y en la penitencia; que acojan a todos y que resuenen los mejores acordes de diálogo, entendimiento y armonía social.

Que San José nos guarde en vida, como guardó a María y a Jesús, y nos asista en la hora de nuestra muerte, como sería asistido él por la Sagrada Familia.


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