domingo, enero 16, 2011, 12:44 AM - Otros
LA SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOSDe martes 18 a martes 25, fiesta de la conversión de San Pablo
La Semana de Unidad trae un mensaje que procede de la Iglesia-madre de Jerusalén, de Hechos 2,42: “Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración”. Esta frase nos expresa qué es y qué ha de ser la Iglesia de Jesucristo.
La Iglesia del Señor es una, porque uno es Cristo, y en la fidelidad a El nos encontramos; tiene mucha riqueza y variedad de carismas, misiones compromisos, opciones, estilos…que la hacen capaz de acoger y necesitar el compromiso de todas las personas de buena voluntad. La pluralidad respetuosa es su riqueza y su esperanza, porque siempre hay pioneros para presentar el evangelio en situaciones fronterizas. Siempre ha sido un peligro y una pobreza el igualitarismo, disfrazado de comunión. Pero hay que cuidar y procurar la unidad y la comunión en lo fundamental.
Es santa, porque los medios de santificación son santos como Cristo mismo, y por ellos la Iglesia nos transforma y santifica. Es muchas veces santa, porque tiene mucho que santificar y parte de la fuente de toda santificación. La santidad de la Iglesia nos urge en la misión de transformar las personas, las familias, las estructuras y de la sociedad. De la santidad brota el compromiso social de la Iglesia.
Es católica porque es universal. Acoge a todos los hombres de distintas razas y culturas… Está llamada a llegar a todos, es luz de las gentes, es hogar y madre de todos. En este tiempo en el que el fenómeno masivo de la emigración está tan extendido ¡qué gran misión la de la Iglesia con la acogida, ayuda en la integración valoración y respeto a sus formas culturales e invitación a la participación en la vida de la Iglesia!.
Y apostólica. Los Doce fueron el primer eslabón en la transmisión de la fe, los cuidó y enseño con especial detalle el Señor y recibieron de manera especial al espíritu para actuar, en nombre de Cristo después de Cristo.
Tenemos que ser muy perseverantes en mantener la unidad tan querida por Cristo. La unidad no es una moda sino una urgencia, no es una opción sino una llamada, no es una posibilidad sino una necesidad. La falta de unidad siempre ha sido un escándalo. Recemos por la unidad, verdadero desafío para todos los cristianos. Solo uno es Cristo, y la unidad es necesaria para que el mundo crea
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